Sonará redundante, pero el modelo insignia de la marca alemana, el Opel Insignia, es todo un éxito. Desde su introducción hará unos 5 o 6 años, se ha vendido como rosquillas. Recuerdo incluso la época de 2012, en la que en cada breve atasco veías media docena como mínimo. Una de las claves de ese éxito es su elevada renovación. Y cada vez más, su completa gama de opciones mecánicas tanto en opciones diésel como gasolina.
El Opel Insignia ya había estrenado anteriormente alternativas de doble turbo en su oferta de motorizaciones diésel. Esta opción se repite en la nueva generación del modelo, ofreciendo en esta ocasión una evolución que alcanza los 210 CV en un motor 2.0 biturbo. Esta oferta se añade a la inicial compuesta de los motores 1.6 CDTi de 110 y 136 CV y al 2.0 CDTi de 170 CV. Estas mecánicas son de bajo consumo y un rendimiento bastante aceptable.
2.0 Biturbo 210 CV: Alta potencia a bajo consumo para el Opel Insignia
El nuevo motor 2.0 biturbo del Opel Insignia está optimizado para ofrecer toda su potencia a bajo consumo. El par máximo, de 480 Nm a tan sólo 1.500 revoluciones por minuto asegura una buena respuesta. (Personalmente y entre nosotros: el Insignia debe de acelerar de la leche).
Esta nueva motorización 2.0 biturbo posee un doble turbocompresor y geometría variable. Esto le otorga un amplio rango de uso y un mayor refinamiento. Ofrece toda esa potencia a un consumo homologado de 6.9 litros a los 100 kilómetros y unas emisiones de CO2 de 182 g/km. La relación de marchas será de 8 velocidades, con caja automática y un sistema convertidor de par. La tracción será a las 4 ruedas, igual que en el Opel Insignia GSi de motor gasolina y 260 CV de potencia máxima. Esta nueva versión supondrá una nueva referencia en el tope de gama del modelo, ofreciendo una buena relación entre comodidad y rendimiento en carretera.
Este motor estará disponible para tres carrocerías diferentes ya conocidas. La Grand Sports, Sports Tourer y Country Tourer, siendo esta última de un formato más familiar, con un maletero de 560 litros. Los otros dos modelos poseen por otra parte 490 litros, una cifra nada despreciable. Se suma a la gama, con la introducción del 2.0 BiTurbo de 210 CV, una opción de altas prestaciones para la oferta de mecánicas diésel, que en el caso del nuevo Opel Insignia ya estaba bastante nutrida.