Cuando salió el Xiaomi M365, el primer patinete eléctrico de la marca china que vimos aquí en España, lo compré de lanzamiento. Motor de 250 W de potencia, 25 km de autonomía teórica y poco más que decir sobre él. Lo disfruté durante algún tiempo y muchos kilómetros hasta que las holguras eran insalvables y después de haberle puesto ruedas macizas anti pinchazos porque me gustaba ir por caminos con él. Después de mucho tiempo acompañándome, me he gastado 1.000 euros en un patinete eléctrico y, por mucho que te pueda sorprender, no me arrepiento en absoluto.
El sucesor de aquel Xiaomi M365 en mi casa ha sido el Navee S65. El precio de catálogo de este patinete eléctrico es de unos 1.200 euros, pero aproveché una promoción puntual en MediaMarkt; el caso es que me costó 1.000 euros, clavados. Y ahora es donde nadie me lo ha pedido, pero empiezo a explicar por qué me he gastado tanto dinero en un patinete eléctrico y lo que es mejor: por qué no me arrepiento en absoluto, al contrario.
El patinete eléctrico se ha convertido en mi vehículo principal y el Navee S65 era la mejor opción
Hablamos de un patinete eléctrico con motor de 500 W de potencia nominal, pero que alcanza hasta 1.000 W de potencia puntual para subir pendientes, por ejemplo. Que además tiene freno de disco trasero, una altura algo superior a la habitual y una plataforma también más ancha de que lo típico. Las medidas son las ideales para alguien que quiera ir cómodo, muy cómodo, con una estabilidad extraordinaria y calzando un 45 de pie como es mi caso.
Pero hasta ahí es parecido a cualquier otro de gama alta. La clave en este patinete eléctrico es que hasta la llegada del Xiaomi Electric Scooter 4 Ultra, que en realidad es el mismo modelo con algunos cambios técnicos, era el único ‘normal’ con sistema de doble suspensión. Con un basculante delantero y otro trasero de tarado más bien duro, y con 65 km reales de autonomía. Además, con modo peatón, modo normal y Sport, y una pantalla sencilla pero absolutamente funcional. Un pasito por encima del resto de patinetes eléctricos, sin irnos al mercado chino de dudosa fiabilidad y de especificaciones que se salen de la norma europea.
Casi nadie necesita un sistema de doble suspensión en un patinete eléctrico. Pero cuando te gusta usarlo por campo de manera ociosa, y no solo como método de transporte funciona y práctico, es perfecto. Más aún considerando que tiene ruedas tubeless anti pinchazo y auto reparables, o un sistema de alerta de presión baja de neumáticos y una iluminación LED de mayor calidad que casi cualquier otro modelo. Vamos, que no cuesta 1.000 euros por capricho o marca, sino porque realmente tiene mejores componentes que el grueso del mercado.
Cómo es posible que no me arrepienta de haber comprado un patinete eléctrico de 1.000 euros
Decidí comprarlo cuando nos presentaron el Xiaomi Electric Scooter 4 Ultra y comprobé que, en realidad, son el mismo patinete eléctrico aunque con algunas importantes diferencias técnicas como, por ejemplo, que el modelo de Xiaomi tiene freno de tambor y el Navee S65 utiliza un sistema de freno de disco. Y que Navee es una empresa respaldada por Xiaomi; de hecho, la app que se utiliza para mi Navee S65 es la misma que se utiliza para los patinetes eléctricos de Xiaomi.
Es un patinete eléctrico que se ha convertido en mi vehículo principal, ahora que me he mudado a una ciudad que sí tiene carril bici por todas partes. Fue caro, sin duda, pero me sale mucho más barato y es increíblemente más cómodo que nadar usando el coche para trayectos rápidos. Y como contaba al principio, no solo me gusta usar el patinete para moverme de un sitio a otro, sino para hacer rutas por caminos, por playas, y por zonas donde en definitiva me vienen muy bien tanto los hasta 1.000 W de potencia como los 65 km de autonomía y, qué duda cabe, el sistema de doble suspensión.
El Navee S65, dentro de los patinetes disponibles en grandes superficies, y que cumplen a rajatabla las exigencias de la norma europea, es junto al Xiaomi Electric Scooter 4 Ultra lo mejor que te puedes comprar. Se siente definitivamente premium, tiene potencia de sobra, es confortable y solo tiene una pega: es tan grande, y el ascensor de mi piso tan pequeño, que meterlo y sacarlo de ahí es un auténtico peñazo.
Por cierto, como seguramente ya sabrás construí mi propia camper, y este patinete eléctrico se ha convertido en el complemento perfecto para viajar a ciudades, o a la montaña, y una vez aparcada mi furgoneta usarlo para desplazarme por cualquier lugar sin ninguna limitación. O casi ninguna limitación. Ahora bien, que no haga esto creer a nadie que un patinete eléctrico de 1.000 euros tiene sentido para todo el mundo. No, en absoluto, pero en mi caso es perfecto.