Los autobuses, que en su gran mayoría tienen motores diésel, tienen buena parte de la culpa de la contaminación en las ciudades. Pero una empresa británica llamada Kleanbus ha diseñado una solución todavía más ecológica que retirar la flota actual y sustituirla por autobuses eléctricos. En lugar de eso, su tecnología permite transformar los autobuses diésel en eléctricos. Y además lo consiguen en un plazo realmente rápido, en tan solo dos semanas un contaminante autobús diésel pasa a ser un autobús totalmente eléctrico.
Una idea posible sería coger todos los autobuses diésel de las ciudades y sustituirlos por nuevos autobuses eléctricos. No es mala idea, pero eso supone un enorme coste. Y además, tampoco es una idea realmente ecológica, porque la mayoría de sus componentes se pueden reutilizar y evitar que acaben en un desguace ‘echando polvo’. La solución de la empresa Kleanbus tiene mucho más sentido: aprovechar todos los autobuses que ya están en circulación y sencillamente transformarlos para que dejen de tener su motor diésel y, en su lugar, pasen a tener un sistema eléctrico que produzca cero emisiones de dióxido de carbono en el ámbito urbano. Muchísimo más barato y, por supuesto, mucho más respetuoso con el medio ambiente.
Convertir un autobús diésel en eléctrico cuesta una quinta parte que comprarlos nuevos y tarda dos semanas
Según indican desde Kleanbus, cuentan con una plataforma modular que han desarrollado con algunos de los proveedores líderes. Y además utilizan motores eléctricos sin imanes permanentes, de modo que utilizan una tecnología que prescinde de tierras raras. Eso hace que puedan trabajar de una forma más rápida, pero sobre todo que su solución sea mucho más barata que otras tecnologías de electrificación. Explican que necesitan disponer de cualquier autobús para escanear, crear un modelo digital en tres dimensiones, crear un prototipo del interior y diseñar una plataforma a medida para ese determinado modelo.
Este es el proceso ‘complicado’ de todo el proceso, que se basa sencillamente en recoger toda la información técnica posible del vehículo que se va a transformar. A partir de ahí, tardan solo dos semanas en desarrollar un tren motriz eléctrico personalizado y adaptar un autobús diésel para hacerlo totalmente eléctrico. La misma tecnología, como comentan con mayor detalle, se puede utilizar también para otros autobuses más modernos que cuentan con sistemas híbridos en lugar de mecánicas diésel convencionales.
Pero el punto más importante, como decíamos, es que transformar un bus diésel en eléctrico implica, en términos económicos, una quinta parte del coste que supondría comprar nuevos autobuses eléctricos. Y además ofrecen soluciones para facilitar la transición. Se puede pagar por adelantado y alquilar la batería para reducir el desembolso inicial, o incluso se pueden no pagar nada por adelantado y hacer un pago en modalidad de alquiler por todo el sistema al completo. Es decir, que a nivel económico es difícil que se pueda plantear una solución mejor que esta para hacer que los autobuses sean más ecológicos que los actuales.
La solución de momento está disponible en el Reino Unido, pero no cabe ningún tipo de duda de que esto llegará a más países. En todas las ciudades europeas se están sacando los vehículos diésel poco a poco y se está estimulando el transporte público. Sin embargo, también el transporte público se tiene que modernizar. Y una de las soluciones clave será, efectivamente, que los autobuses que circulan por los núcleos urbanos abandonen la combustión de diésel y pasen a ser totalmente eléctricos. Una solución así, que resulte más económica, sería mucho más conveniente que tener que comprar nuevos autobuses eléctricos.
