Las baterías para coches eléctricos tienen una vida limitada. Recientemente vimos que están aguantando más de lo esperado, y que su degradación no es tan prematura como estaba previsto. Pero aun así, llega un momento en el que pierden tanta capacidad de almacenamiento energético que dejan de ser útiles para un coche eléctrico. En algunos casos incluso el coche muere antes que la batería. Y ocurra lo que ocurra primero, hay que hacer algo con esas baterías cuando acaba su vida útil en un coche eléctrico. ¿A dónde van a parar?
Hay dos caminos principales que puede tomar la batería de un coche eléctrico una vez que acaba su vida útil en él. En un principio se creyó que lo que se haría con todas sería reciclarlas, de modo que se recuperen todos los componentes químicos, minerales y metálicos posibles y se reutilicen en nuevas baterías para coches eléctricos o en otras aplicaciones distintas. Sin embargo, la evolución del coche eléctrico ha demostrado que la segunda posibilidad es en realidad mucho más interesante: reutilizarlas en edificios de todo tipo.
Aquí van a parar las ‘baterías muertas’ de los coches eléctricos
Esto que nos ocupa es lo que llaman la ‘segunda vida’ de la batería de un coche eléctrico. Cuando ya no vale para un vehículo, esa batería se desmonta en forma de paquete completo y se desensambla. Esto quiere decir, que se le quita la cubierta que la protege y se extraen los módulos que contienen grupos de celdas de batería. Uno a uno, se prueban los módulos para ver cuáles son las prestaciones que mantienen; los que están excesivamente degradados se mandan a reciclaje y los que todavía conservan un mínimo de prestaciones aprovechable se juntan.
Cuando se han reunido determinados grupos de módulos de batería en estado aceptable, con ellos se configuran nuevas baterías, pero que son distintas a las que utiliza un coche eléctrico. Tienen las mismas celdas y los mismos módulos, así que estructuralmente son idénticas. Sin embargo, dejan de tener su cubierta, el sistema de refrigeración activa de un vehículo eléctrico y el BMS, entre otros. Es una nueva batería y de tipo estacionario; es decir, diseñada para edificios y viviendas.
¿Para qué sirven estas ‘nuevas baterías’ hechas a partir de ‘baterías muertas’ de coches eléctricos? Sirven para su instalación en viviendas y edificios como soporte de almacenamiento energético. Tanto para evitar posibles cortes de energía como para compensar los consumos; es decir, para almacenar energía de placas fotovoltaicas durante el día, almacenar esa energía y utilizarla cuando el coste es mayor. De este modo se crean edificaciones cercanas a la independencia energética total, y con un consumo mucho menor en términos económicos.
La clave, sea como sea, es que se ha ido descubriendo no solo que las baterías duran más de lo esperado, sino también que el reciclaje no es su único camino posible y, de hecho, no es el más interesante. Utilizar todos los módulos que siguen ofreciendo prestaciones suficientes en nuevas baterías estacionarias es todavía mucho más ecológico y mucho más rentable. Así que, efectivamente, esta es la ‘segunda vida’ que se le está dando a las baterías de los coches eléctricos que no van a parar directamente al ciclo de reciclaje.