Hasta que un vehículo se pone en el mercado son entre cuatro y seis años, aproximadamente, los que se trabaja en tal modelo. No son pocas las fases de desarrollo del mismo, que inician con el diseño del coche. Ahora bien, cuando ya está planteado el vehículo al completo, y completado el proyecto, en el proceso de fabricación puramente se tarda tan solo 20 horas. La fabricación propiamente dicha, de cada unidad, no requiere siquiera de un día, pero la mayor complicación está en todo el proceso de desarrollo del producto hasta, finalmente, sus fases de fabricación.
Arrancando por el diseño, depende de las particularidades del modelo, pero fabricantes como SEAT explican que lo normal es dedicar más de 1.000 días a todo el proceso. Este proceso arranca por el briefing, el trazo de las líneas clave que marcarán el ADN en el diseño del modelo, para después llevarlo a bocetos más fieles al diseño final.
Pero en estas primeras fases de diseño hay esquemas y bocetos que se descartan, y entre los elegidos uno es finalmente el que se lleva adelante como documento técnico para, más adelante, construirlo en arcilla a tamaño real con todos los detalles del diseño exterior. Tras recrear el diseño final a tamaño completo en arcilla es cuando se arranca con la proyección de colores, tanto para la carrocería como para el interior, y se empieza a modelar el interior en las últimas fases.
Las fases de desarrollo y fabricación del vehículo: desde la idea en papel hasta su salida de la cadena de producción
Del diseño final del exterior, ya aprobado, se extraen los moldes que configurarán sus diferentes piezas. A partir de aquí comienzan a destinarse recursos al desarrollo del chasis, que es probado para definir la aerodinámica, estanqueidad, seguridad, durabilidad y otros tantos puntos cruciales para el producto final. Cuando el modelo está definido se lleva a producción, después de un proceso largo y complejo, y el proceso de producción es la fabricación propiamente dicha.
En la fábrica un tren de rodillos se encarga de enderezar piezas de acero para enviarlas a prensas hidráulicas que configuran la forma final en troquelado con prensas a temperatura ambiente. Tras el prensado y la configuración final de la forma de cada pieza es cuando arranca el proceso de ensamblaje y soldadura, robotizado, que coloca cada pieza en el lugar que corresponde y la sella respecto al resto de componentes. Todo esto empezando por los componentes estructurales.
Lo que sí se fabrica a mano es, en la última fase de producción, el interior del vehículo y los componentes del motor, entre otros muchos elementos. Se montan las ruedas, los guarnecidos interiores y tapizados, los cableados, cristales y un largo etcétera. Tras esta última fase de ensamblaje, en la que el vehículo ya está completamente montado y puede funcionar por sí solo, se lleva a un banco de pruebas para verificar que las prestaciones son las correctas.