En un vídeo de YouTube, un usuario me comentó que ‘nunca se habla de qué pasa con un coche eléctrico si llueve y hay inundaciones’. Y se refería, evidentemente, a que los componentes electrónicos como la misma batería pudieran tener problemas con el agua. Pero es que además, también en los mismos días estuve viendo un post que se hizo viral en el que una batería era arrastrada por un circuito como una demostración de la enorme resistencia que tienen las mismas. Y no, una batería de coche eléctrico no es resistente en absoluto, pero hay muchos usuarios que no saben que están protegidas por una carcasa.
Lo primero que hay que saber es que existen diversos tipos de baterías. Hay categorías diferenciadas por la composición química, pero también por su construcción. Y me refiero específicamente a cómo está configurada la batería en cuanto a la disposición de sus celdas y su organización en módulos, así como en última instancia su instalación en el propio vehículo. Te recomiendo que, para que lo entiendas mejor, leas sobre la diferencia entre baterías CTB, CTC y CTP. Bueno, pues todas ellas tienen, en cualquier caso, y aunque de una forma distinta, una carcasa.
Una protección externa para resolver su fragilidad
Las celdas que componen la batería de un coche eléctrico son como las pilas que hemos tenido siempre en casa para elementos como el mando del televisor. Más o menos, para que nos entendamos. Y cualquiera de nosotros sabe perfectamente que si una de estas baterías la arrastras por el asfalto, por ejemplo, es realmente frágil. Si haces esto, o la lanzas contra una pared, o la mojas, y un larguísimo etcétera, puedes tener un problema porque efectivamente son muy, pero que muy fráfiles.
Pues bien, las celdas de la batería de un coche eléctrico son bastante similares. Aunque es verdad que en muchos casos están aisladas en grupos que se denominan módulos. Sea así, o no, como es el caso de las baterías CTB, siempre hay un sistema de protección externo para esas celdas, que por cierto están agrupadas entre sí sin espacios intermedios, de modo que forman algo parecido a un bloque entre todas ellas que hace que sean más resistentes.
Esa protección externa es la carcasa. Un encapsulado de todo el conjunto que puede estar fabricado en diversos materiales, mejor cuanto más ligero sea, pero que tiene siempre la misma función, que es la de proteger los componentes internos entre los que están las propias celdas. Pero también el cableado, y por supuesto el sistema de refrigeración. Y esa carcasa, además de aportar una mayor protección frente a impactos, abrasión, etcétera, sirve también para que las celdas estén protegidas por un sistema de sellado que impide que pueda entrar agua o humedad incluso cuando el vehículo se sumerge por completo en agua.
A un coche eléctrico le entraría agua antes en el habitáculo que en la batería. Igual que los puertos de carga están diseñados también para que sea perfectamente seguro cargar aunque esté lloviendo. Y de esto hay también centenares de vídeos en las redes sociales que lo demuestran. Así que, aunque te quieran engañar de una u otra forma, que sepas que las baterías sí que son frágiles si nos ceñimos a las propiedades de las celdas que las componen. Pero las baterías, como componente final incluyendo la carcasa, están perfectamente diseñadas para resistir todo este tipo de cosas sin ningún tipo de problema.