¿Qué es la «batería de tracción» en un coche eléctrico?

Las baterías de tracción son las que hacen posible que los coches eléctricos se muevan. Están diseñadas para ofrecer energía de forma constante y soportar muchos ciclos de carga sin degradarse. Las más comunes hoy en día son las de tipo LFP o NCM.

La batería de tracción es un tipo de batería diseñada específicamente para suministrar energía de forma continua, y estable, a un motor eléctrico que es el que se encarga de mover el vehículo. Este tipo de batería es la que se encarga de proporcionar fuerza de tracción para permitir el desplazamiento de un coche eléctrico, una moto eléctrica, patinete, etcétera.

Características de una batería de tracción

Deben contar con una alta capacidad de descarga continua; es decir, tiene que ser capaz de entregar energía de forma sostenida y durante largos períodos. Otros tipos de batería, como las baterías de arranque en vehículos de combustión, tan solo necesitan una entrega de potencia potente en picos muy breves. Por eso, sus características y sus prestaciones son muy distintas.

También tienen que ser capaces de soportar muchos ciclos de carga y descarga, e incluso descargas profundas, sin sufrir una degradación acelerada y prematura. Son baterías que están diseñadas para trabajar con seguridad en un amplio rango de temperaturas y en condiciones de alta demanda energética. También se diferencian por su elevada densidad energética; es decir, que pueden almacenar mucha energía en poco espacio o peso. Esto último es importante para lograr una buena autonomía y una óptima eficiencia.

Las baterías de tracción se utilizan en los coches eléctricos, pero también en vehículos híbridos enchufables y en los denominados eléctricos de rango extendido (REX, REEV o EREV). Además se usan en motos eléctricas, patinetes, carretillas elevadoras, AGVs, maquinaria industrial y vehículos de movilidad personal (VMP).

¿De qué están hechas estas baterías?

Existen multitud de tipos de batería. Para las de tracción, aunque en ocasiones se usan baterías de plomo-ácido (en maquinaria industrial), lo más habitual es que sean baterías LFP o NCM. También hay baterías NiMH en los coches híbridos. En la mayoría de las baterías de tracción de coches eléctricos el ánodo está compuesto de grafito. Las mayores diferencias se dan por la composición química del cátodo.

Las baterías LFP son de litio-ferrofosfato; es decir, el material activo del cátodo es litio, hierro y fosfato. Pero, como cualquier otra batería, también cuenta con aglutinantes (PVDF) que mantienen la unión de los materiales del cátodo, conductores de carbono y un colector de corriente de aluminio. Las baterías NCM, sin embargo, tienen su cátodo compuesto por níquel, manganeso y cobalto.

Hasta aquí estamos hablando de las celdas, que son la unidad mínima de la batería de tracción, y son algo muy parecido a las pilas. Las baterías de los coches eléctricos están compuestas por muchas de estas celdas conectadas entre sí, en serie o el paralelo. Que estén en serie, o en paralelo, es lo que condiciona la capacidad de almacenamiento y su potencia de carga máxima en corriente continua, como te expliqué aquí.

¿En qué se diferencia una batería de tracción de una batería de arranque?

Se diferencian en todo, pero sobre todo sus diferencias están determinadas por la función para la que están diseñadas. Una batería de arranque es pequeña en tamaño, con una densidad energética no demasiado elevada, y está pensada para dar elevados picos de corriente en un breve tiempo. Son para arrancar motores térmicos, y aguantan ciclos de carga y descarga muy superficiales.

Batería de arranque Batería de tracción
Da picos muy altos de corriente durante un instante. Entrega energía constante durante largos periodos.
Pensada para arrancar motores térmicos. Diseñada para mover un vehículo eléctrico.
Ciclos superficiales de carga/descarga. Ciclos profundos y prolongados.

Una batería de tracción, sin embargo, puede entregar energía de forma constante y durante largos períodos de tiempo sin sufrir problemas, además de que soportan ciclos de carga y descarga profundos y prolongados. Estas últimas, como te comentaba anteriormente, están pensadas para mover vehículos eléctricos o con un elevado nivel de electrificación.