A pesar de que la misma Europa es la que ha puesto fecha de muerte a los gasolina y diésel, ahora el Comisario de Mercado Interior de la Unión Europea le ha dado un curioso giro a la historia. No ha hecho otra cosa que instar a los fabricantes de automóviles a seguir fabricando coches gasolina y diésel, a pesar de que están abocados a abandonarlos por ley. Esto, como ya sabemos, no solo va totalmente en contra de las indicaciones de la propia Europa a golpe de legislación, sino que evidentemente está directamente enfrentado con los intereses de los fabricantes de coches. Tiene todo muy poco sentido, pero parece que se están dando cuenta de la problemática que encierra toda esta situación.
Thierry Breton, Comisario de Mercado Interior de la Unión Europea, es quien ha instado a los fabricantes del sector del automóvil a seguir fabricando coches gasolina y diésel a medida que se va acelerando el proceso de transición hacia el coche totalmente eléctrico. La clave está en que –parece que no se habían dado cuenta antes- mantener los gasolina y diésel es algo fundamental para poder mantener empleos de calidad y fuerza exportadora. Todo esto mientras se deja que China entre por la puerta grande al mercado europeo y no se pone solución a que los fabricantes tradicionales estén desplazando su producción a China de forma progresiva. Por supuesto, también sin impulsar en la medida en que es necesario la industria europea de baterías para coches eléctricos, arrancando con las potenciales explotaciones mineras de litio que hay en España.
Europa pide a las marcas de coches que sigan fabricando vehículos gasolina y diésel
En Europa están en riesgo hasta 600.000 puestos de trabajo relacionados de forma directa o indirecta con el sector del automóvil y, evidentemente, con el coche con motor de combustión interna. La transición al coche eléctrico puede salirle muy cara a Europa y los europeos si no se lleva a cabo de la forma adecuada, y de momento no se está haciendo de la mejor manera posible. Además, el propio Thierry Breton es quien ha puesto sobre la mesa estas preocupantes cifras sobre la fuerza laboral del sector para los próximos años.
Pero no todas las culpas son del Comisario de Mercado Interior de la Unión Europea, ni muchísimo menos. Y lo ha demostrado al instar también a que se incluya una cláusula para retrasar más allá de 2035 la prohibición de los gasolina y diésel. No es la primera vez que la Unión Europea da un paso atrás en su injustificable presión sobre los fabricantes de coches para la transición al coche eléctrico. De hecho, hace apenas unos días que recularon con Euro 7 y, en esencia, le restaron presión al diésel para los próximos años. Ya lo habían avisado los fabricantes de automóviles que operan en Europa, pero no se les hizo caso a tiempo.
El Comisario ha comentado que respeta el hecho de que algunos fabricantes estén ‘decidiendo acelerar hacia una oferta cien por cien eléctrica’, en tanto que ya hay varios fabricantes que han hecho público que se adelantarán varios años a la fecha límite de 2035 en su transición al coche eléctrico. Y ha añadido que, aun así, anima a los fabricantes a ‘seguir produciendo coches de combustión interna’ con la motivación de generar empleos de calidad y continuar siendo una fuerza exportadora.
La situación es crítica, porque si la transición eléctrica que proponía y propone Europa ya enfrentaba serios riesgos en un contexto típico, con la crisis energética todo tiene un aspecto todavía peor. Esta misma crisis energética arrancó la escalada de precios de los coches térmicos y eléctricos, estos últimos ya inflados por los costes de las baterías y las inmensas inversiones que han tenido que enfrentar las marcas para desarrollar nuevo hardware. Pero es que la crisis energética también ha llevado a una brutal inflación que está a punto de causar, según apuntan todos los expertos en el tema, una inevitable recesión económica que azotará a Europa de forma directa.