Me compré un híbrido y ahora no soy capaz de conducir normal por su culpa

Hasta la fecha había tenido siempre coches gasolina, o diésel. Y por supuesto que había conducido híbridos de todos los tipos y también coches eléctricos porque me dedico a probarlos. Pero la realidad es que no es lo mismo ser usuario esporádico, digamos, que propietario de uno de estos coches. El caso es que hace algunas semanas estrené mi nuevo coche, un híbrido ligero muy sencillo, pero híbrido a fin de cuentas. Y desde que lo tengo, reconozco que ya no soy capaz de conducir normal. O al menos, exactamente de la misma forma que lo hacía antes de tenerlo.

En estos muchos años como probador de coches he vivido, por supuesto, esa época en la que los híbridos tenían levastodos ellos, ahora solo algunos- y los eléctricos también para controlar el sistema de frenada regerativa. Y sí, conduciéndolos me di cuenta de que es una gran distracción este sistema porque, lo quieras o no, hay en algún momento en el que te dedicas inconscientemente a jugar con la regulación del sistema mientras estás conduciendo. Y con los eléctricos puros igual, te acostumbras a conducir distinto porque no tienen la habitual retención del motor térmico de un gasolina o un diésel, y también acabas jugando con cómo trabaja esta tecnología. O acabas mirando el flujo de energía, que también es una distracción en toda regla.

Los coches modernos ya no se conducen como los gasolina y diésel ‘de siempre’, y no sé hasta qué punto es bueno… o malo

En mi caso concreto, es un mild hybrid que tiene un sistema de frenada regenerativa preconfigurado, nada de levas ni modos de conducción, ni absolutamente nada. Pero es verdad que antes de tenerlo estaba acostumbrado a pisar el embrague en muchas ocasiones antes de parar, y ahora no lo hago porque sino no regenera energía. Es decir, que donde antes estaba ya pisando el embrague y, en muchos casos, desengranando la marcha, ahora sencillamente dejo que el coche mantenga la inercia con la marcha engranada.

Y esto no es un problema por sí solo; de hecho, es incluso bueno. Sin embargo, antes no miraba absolutamente nada en el cuadro de instrumentos y ahora sí, suelo mirar que se encienda el testigo de la frenada regenerativa y, con mayor o menor frecuencia, suelo mirar el indicador de la batería en el que aparece si tiene más o menos energía disponible. Vamos, es algo parecido al dibujo del flujo de energía en híbridos, y en eléctricos, pero no muestra el flujo sino el nivel de carga.

Como ves, en mi coche la distracción no es tan grande ni tan grave como en otros vehículos en los que, efectivamente, durante una frenada puedes controlar la intensidad del sistema de frenada regenerativa. O en otros en los que hay un marcador analógico, o digital, en el que de forma constante y en tiempo real se está mostrando el funcionamiento del sistema híbrido. Pero a fin de cuentas tiene algo que no tenían los anteriores gasolina y diésel ‘de siempre’ y que, como te digo, he podido apreciar que ha cambiado mi forma de conducir. Y créeme que yo hago un esfuerzo constante por no despistarme con todo esto, pero hay veces que sin darme cuenta sí supone una distracción.

¿Es una crítica? En realidad no, sino solamente una reflexión sobre cómo estos nuevos sistemas motrices están modificando ciertos patrones en la conducción y, en algunos casos, están implicando una mayor o menor distracción. Cada vez vemos menos híbridos nuevos con esas levas para regular el sistema de frenada regenerativa y, sinceramente, es algo que agradezco. Y vale que sea relativamente útil tener gráficos del flujo de energía o del estado en tiempo real de la carga de la batería, pero quizá sea más peligroso que útil.

No sé cuál será tu opinión, pero la mía es que quizá todo esto debería desaparecer del alcance del conductor y que la información disponible para él sea la que siempre hemos tenido. Pero vamos, igual que creo que ciertos controles no deberían estar dentro de la pantalla táctil, sino mantenerse con botones físicos. En absoluto estoy en contra del progreso, y soy un acérrimo amante de los avances tecnológicos, pero la seguridad vial debería estar por encima de cualquier avance en tecnología.