El nuevo Audi SQ7 incorpora un motor muy complejo desde el punto de vista técnico. Para que nos hagamos una idea, no tiene ni uno ni dos turbos sino tres, dos convencionales y un compresor eléctrico encargado de evitar el retraso inherente de los motores sobrealimentados mediante este sistema. ¿Queréis saber cómo funciona? Atentos al vídeo.
El motor del Audi SQ7 está formado por un bloque de de ocho cilindros en V, 4.0 litros de cilindrada y dos turbos convencionales. Todo ello para conseguir crear el diésel más potente del momento gracias a su 435 cv. Pero para alcanzar estas cifras, los alemanes han tenido que dotar a su SUV de tecnologías que hasta el momento no se habían visto en coches de calle.
Por ejemplo, el uso de un tercer turbo o mejor dicho, un compresor accionado eléctricamente gracias a un sistema eléctrico específico de 48 V. Este compresor de 11 kW es capaz de soplar hasta a 1,0 bar de presión y girar a 70.000 rpm con el fin de poder suministrar potencia y empuje hasta que los turbos han conseguido alcanzar un régimen de giro nominal.
El funcionamiento, a grandes rasgos es el siguiente: a bajas vueltas, el compresor eléctrico y el primero de los dos turbos de geometría variable funcionan al unísono y, una vez superadas las 2.500 vueltas, entra en funcionamiento el segundo turbo de forma secuencial. Para ello, Audi ha recurrido a un sistema también innovador, y que consiste en controlar la apertura de las válvulas de escape mediante el sistema de alzado variable de válvulas Audi Valvelift, con un sistema muy similar al i-VTEC de Honda.
A bajas vueltas el motor sólo cuenta con una válvula de escape que va dirigida a uno de los turbos pero al superar las 2.500 vueltas, una segunda válvula de escape entra en funcionamiento y el segundo de los turbos entra a funcionar de forma paralela, consiguiendo la máxima potencia disponible. Con todo ello, el Audi SQ7 es capaz de acelerar de 0 a 100 en 4,8 segundos.