No voy a adelantarte demasiado, pero con una frase voy a decírtelo todo sobre este Mitsubishi L200 que hemos probado: tiene lo mejor de un SUV, y todo lo que buscarías de un pickup. Pero hay muchos matices en esta frase con la que arranco, y que en realidad es la conclusión después de haber pasado una semana en el 300 DI-D de 181 CV, el motor más alto de la gama, diésel, con el acabado Kaiteki.
Empezando por el diseño exterior, como siempre, el Mitsubishi L200 sigue la tendencia –o lenguaje- de sus hermanos con líneas suaves, ópticar grandes y una importante presencia de los detalles cromados que se repiten en el Outlander y el ASX. Ópticas muy grandes entre las que encaja una parrilla con lamas verticales, toda ella cromada, y dejando bajo la matrícula una segunda parrilla para la admisión de aire, mucho más simple y pequeña, y en torno a las cuales tenemos los antiniebla.
En el lateral es donde ya vemos que es un pickup, y que estamos ante la versión de doble cabina, la única disponible con esta configuración mecánica. Y en la parte trasera nos encontramos con una línea tremendamente recta, e igual de simple, con los pilotos verticales sin demasiados decoros de diseño. En definitiva, eso: un pickup con un diseño… normal, aunque imponente por la combinación de sus cotas –principalmente la altura de carrocería- y la robustez de sus líneas salientes con escasos vértices en el frontal.
Entramos en el interior y es donde empezamos a encontrarnos con que este pickup es más SUV de lo que parece. Ahora bien, es un SUV de Mitsubishi, y eso quiere decir que tenemos también en el interior un diseño muy, pero que muy simple, en el que prima la resistencia de los materiales sobre la practicidad y los acabados visualmente agradables. Todos los elementos están colocados con una fijación extrema, listos para lidiar con cualquier bache e irregularidad en el terreno sin soltar grillos ni mostrar vibración alguna. Además tenemos volante y asientos forrados en piel, estos segundos con calefacción, y una pantalla táctil de 7 pulgadas que por momentos nos hacen olvidar que estamos en un pickup desde el cual todo el exterior se siente bajo, por su alta posición de conducción.
En cualquier caso, el interior sigue la línea del Outlander o el ASX, con muchos elementos en común y repitiendo a partes iguales los fallos y aciertos de sus hermanos de catálogo. La mayoría de los plásticos son duros aunque con buen aspecto, y el equipamiento de este Kaiteki viene realmente completo con sensor de lluvia e iluminación o control de crucero y limitador de velocidad, entre otros. Y en el túnel central nos encontramos con la palanca del freno de mano y con la palanca del cambio automático INVECS-II secuencial –también con levas- que, entre los dos, restan prácticamente todo el espacio disponible por lo que no hay hueco portaobjetos, por ejemplo, para el teléfono.
En este mismo túnel central es donde se ubica el Super Select 4WD, una ruleta con los modos 2H, 4H, 4HLc y 4LLc, que básicamente son tracción trasera, tracción total permanente, tracción total permanente con bloqueo de diferencial central, y tracción total permanente con bloqueo de diferencial central y reductora. Así que sí, este pequeño mando circular podríamos decir que es el corazón offroad del Mitsubishi L200, aunque sólo de este 300 DI-D, porque en la mecánica inferior se monta el Easy Select 4WD, más sencillo y con menos posibles para salir de carretera. La disposición de los elementos interiores ‘bien’, pero nada más. Las plazas delanteras gozan de buenas dimensiones a todos los niveles, mientras que las posteriores están algo limitadas para adultos y no son especialmente cómodas por la sencillez de la butaca.
Y llegamos a otro punto en el que de nuevo el Mitsubishi L200 se muestra muy capaz como ‘SUV’, aunque sea un pickup. El comportamiento dinámico. Aquí, es evidente que sus 205 milímetros de altura, y la configuración de su suspensión y chasis no van a darnos las sensaciones de un crossover urbano en carretera, además de que tiene una dirección poco comunicativa y de muy amplio recorrido. Pero es cierto que muestra un gran aplomo en carretera, incluso a ritmos generosos, y que es bastante confortable en recorridos largos, donde también ayudan sus 75 litros de capacidad del depósito de combustible, junto a los 8,2 l/100 km que hemos sacado nosotros de media.
Excelente pickup, e incluso buen SUV
Pero sí, estamos en un pickup y lo suyo es el campo. Lo suyo como modelo, porque no lo de sus neumáticos Bridgestone Dueler HT que no nos han permitido exprimir su amplia aptitud offroad como habría sido deseable. Ahora bien, calzando unas buenas cubiertas, este Mitsubishi L200 habría cumplido con todas nuestras expectativas, y más, fuera del asfalto. Aún así, ayudándonos de la reductora no ha habido recorrido que se nos haya resistido con él.
A modo de conclusión, a pesar de sus 5,2 metros de largo y sus 205 mm de altura libre al suelo, el Mitsubishi L200 se comporta realmente bien en carretera, y únicamente peca de una trasera rebotona evidente en un pickup sin carga. Que, por cierto, hablando de carga, podemos llevar en la caja hasta 1.000 kilos con un reparto de 1,52 x 1,47 metros, y con la única pega de que únicamente hay varios ganchos, pero nada de guías para repartir y colocar esta carga. Y lo mejor de todo es que comparte con un SUV también su correcto interior y mejor equipamiento. Es robusto y de construcción tremendamente sólida, y no tiene un interior demasiado vistoso ni demasiado agradable al taco –salvo los asientos y el volante-, pero viene muy bien equipado y muy bien construido.
Es decir, que es muy bueno como pickup, y para nuestra sorpresa es también una buena opción como SUV. La doble cabina es perfectamente habitable del mismo modo que en un SUV equivalente por dimensiones y precio –algo elevado, eso sí-, y la caja se puede también habilitar como maletero con los correspondientes accesorios. Es más, esta separación hará las delicias de quien deteste manchar parte del habitáculo al introducir según qué en el maletero. Eso sí, si mi opinión te hace plantearte el Mitsubishi L200 como SUV, no te olvides de su altura, su dirección y su trasera rebotona, por todo lo demás vas a tener un coche de batalla al cien por cien, y un todoterreno que no se achica con nada -pero podría calzar neumáticos mejores para salir de carretera-.