Ahora el Opel Crossland X hará compañía al Opel Mokka X en el catálogo de modelos SUV del fabricante, pero hasta ahora ha sido el que nos ocupa la única opción de la marca -tras un largo y reconocible recorrido con los todoterreno, y también los SUV-. Y se plantea como una de las mejores opciones dentro del segmento B-SUV, que como ya sabemos está extremadamente competido. Pero Opel tiene algunas formas interesantes de desmarcarse de sus rivales, e indudablemente una de ellas es el diseño. Uno de los puntos, por cierto, donde más ha cambiado el Opel Mokka X como restyling de la primera generación.
Hay un ‘precedente’ importante en la gama actual de Opel y respecto al Mokka X. Nos referimos, evidentemente, al Opel Astra K (2016), que es el pilar base de esta completa renovación de catálogo. El compacto fue el primero y sus cambios le dieron el reconocimiento al Coche del Año en Europa 2016, algo especialmente meritorio tratándose de un restyling, y no de una nueva generación o un modelo completamente nuevo. Así que sí, el precedente es bueno, pero no tendría por qué haberse cumplido en un Opel Mokka X que, principalmente, ha evolucionado en su diseño exterior e interior, además de estrenar un motor de 152 CV, el 1.4 Turbo que ya hemos visto en el pequeño Opel Adam S. Y sí, ese nuevo motor es el que hemos probado.
Diseño
Del Opel Mokka X, igual que ocurría antes del restyling, llama la atención la apuesta por la verticalidad en sus líneas. Y por verticalidad nos referimos a que, aunque mantiene unas cotas de carrocería –por largo, alto y ancho, principalmente- muy similares a las de sus rivales más directos, es cierto que parece más alto y estrecho que los modelos a los que se enfrenta. ¿A qué se debe esto? Sobre todo, a que el paragolpes delantero deja una altura inferior a la habitual respecto al suelo, algo que no sólo no debería suponer queja alguna para nadie siendo un SUV urbano, sino que tampoco supone problema alguno cuando salimos por pistas de tierra, que es el uso más ‘offroad’ que se suele dar a modelos de esta categoría.
Pero ciñéndonos de nuevo al diseño, y sobre todo a los cambios en el Opel Mokka X, siguiendo la línea del Astra K se han montado nuevos faros de doble ala con tecnología ED, una parrilla también de nueva factura y paragolpes actualizados. En esta versión probada, especialmente atractivos por los detalles del paquete OPC que modifican las formas de las protecciones en color plateado, tanto en la delantera como los laterales y la zaga. Se ha conseguido darle un soplo de aire fresco y ponerlo a la altura de los modelos más actuales de Opel, así como los próximos que están a punto de llegar. Y mientras, también en la parte trasera se han actualizado las ópticas –y el paragolpes, sutilmente-, pero aquí sí siguiendo la verticalidad de sus líneas anteriores. De hecho, esta es una de las diferencias clave frente al Crossland X, con ópticas de diseño horizontal.
Sobre si el cambio de diseño exterior es bueno, o no tanto, cada cual tendrá su punto de vista, pero a mí me resulta más atractivo y provocador, con una línea más fluida y unas ópticas que dejan en evidencia que estamos ante un modelo de hoy, y no de hace ya varios años. La doble ala es indudable que le sienta de maravilla, y el paquete OPC refuerza ese carácter más ‘deportivo’, pero también tenemos el acabado Color Edition que le da un aire juvenil con la combinación de dos colores para la carrocería –otro detalle nuevo, y muy interesante-. Lo que sí se mantiene es la practicidad, con un acceso cómodo tanto para las plazas delanteras como para las traseras.
Interior
Este es otro cambio. El interior es lo más importante en el Opel Mokka X, indudablemente, porque es lo que más ha cambiado como restyling, y también lo que más falta le hacía. Pero llegados a este punto hay que bajar un poco el ritmo y reflexionar un mínimo. Es habitual que, con el paso del tiempo, los fabricantes se encuentren con diseños obsoletos que es urgente actualizar. A Opel le ocurrió con el Opel Mokka, que contaba con decenas de botones físicos en la consola central dando la típica vaga imagen del ‘centro de mandos’ de un avión. Era urgente actualizarlo, y cuando esto ocurre también es frecuente que nos encontremos con que ciertos modelos, por la urgencia de actualizarse, lo hacen a medias. El punto clave está en que sí, era urgente actualizar el interior, lo han hecho, y han conseguido hacerlo de la mejor manera que habría sido posible.
Ahora en el puesto de conducción seguimos teniendo al alcance las mismas funciones, con alguna pequeña novedad en el campo tecnológico, pero lo fundamental es que la consola central es completamente nueva y ha reducido la presencia de los botones físicos de una forma radical, pero bien. Bien porque todos los controles relativos al sistema multimedia están en la pantalla táctil de 8 pulgadas que alberga también las funciones de Opel OnStar, con conectividad WiFi para hasta 7 dispositivos de forma simultánea y atención personalizada las 24 horas del día. Sigue habiendo botones, claro que sí, pero sólo los necesarios, y desde aquí podemos controlar los asientos calefactables, por supuesto el climatizador automático de dos zonas, o el volante calefactable, entre otros. Y como ha ‘sobrado’ espacio al quitar tanto botón, en la parte más baja tenemos un hueco porta objetos con puerta –sí, con puerta, que esto es destacable- con la toma de 12V y otra toma USB.
La parte más alta del salpicadero está construida en una única pieza de plástico negro, algo duro, y la parte central es igualmente de plástico, también negro, pero más blando e imitando la textura de la piel –incluso con una falsa costura muy conseguida-. Y en la parte más baja nos encontramos con la misma calidad que en la parte alta. En las puertas, en la zona central, ya sí encontramos una combinación de piel y plástico de mejor tacto y aspecto, y en el mismo color de los asientos, que en este caso eran marrones y de piel, con un tacto y un aspecto inmejorables. Los asientos, cómo no, de formas muy confortables. En toda esta zona delantera lo único que llama la atención es que se mantiene el freno de mano de palanca, y no se ha cedido al eléctrico como en el Opel Astra –cuestión de gustos-.
En cuanto a espacios, las dos plazas delanteras cumplen sobremanera para dos adultos corpulentos, y las plazas traseras dejan mucho espacio para las rodillas, pero algo menos para la cabeza, lo que no quiere decir que sin problema pueden viajar dos adultos habitualmente, y circunstancialmente otro en el asiento central. También atrás se han cuidado bien las calidades y los asientos son cómodos, y en la zona central disponemos de una toma de 12V adicional para, por ejemplo, enchufar el cargador de un teléfono inteligente o una tableta.
Motor y comportamiento dinámico
Y parecía que los dos puntos anteriores eran los más importantes del Opel Mokka X, por ser una renovación de la primera generación. Pero en este último hay también muchos aspectos importantes que repasar, porque estamos ante un nuevo motor para el pequeño SUV de Opel que, aunque ya lo conocíamos por el Opel Adam S, no tiene nada que ver en este modelo. Sigue siendo, evidentemente, un 1.4 Turbo; ahora bien, empezamos con las primeras diferencias porque, según la ficha técnica, en el SUV de Opel desarrolla 152 CV de potencia máxima, y un par máximo de 230 Nm que se entrega desde las 2.000 rpm y hasta las 4.000 rpm.
Arrancaremos por la entrega de sus prestaciones máximas, porque el par máximo llega pronto y de una forma relativamente explosiva, pero la potencia máxima la tenemos de 5.000 a 5.600 rpm, que es un dato todavía más llamativo. En el Opel Adam S ya comentamos, meses atrás, que es un motor generoso y muy explosivo, realmente divertido para los que aprecian ese carácter de un gasolina ‘apretado’. Porque sí, hablamos de ‘sólo’ 152 CV, pero el Opel Mokka X no deja de ser un modelo pequeño y ligero al que este 1.4 turboalimentado le hace sentirse realmente ágil y con un empuje generoso. No tendremos tan buena respuesta en recuperaciones en autopista, por ejemplo, pero es un motor que, indudablemente, le sienta bien al Opel Mokka X, y que le encantará a cualquiera que le guste dar un ‘paseo’ por un puerto de montaña o cualquier carretera virada.
Pero de nada nos serviría este explosivo motor sin un buen chasis, y afortunadamente podemos afirmar que sí, tiene una muy buena configuración el Opel Mokka X para soportar este motor. No podemos olvidar en ningún momento que estamos ante un SUV compacto que tiene como foco principal la urbe, y que por su altura de carrocería monta una suspensión más blanda –y amortiguadores más largos- de lo deseable cuando salimos a carreteras viradas. Pero más allá de esto, y asumiendo que es lo habitual de un SUV, el Opel Mokka X se muestra muy equilibrado en el reparto de pesos entre el tren delantero y el posterior, y con una suspensión bastante comunicativa, y en cualquier caso suficiente para tener un tacto certero sobre lo que está pasando ‘ahí delante’, y con un aplomo y una precisión en que también la configuración 4×4 ayuda.
Se comporta bien, francamente bien cuando se le exige ir por encima de lo que, a priori, está planteado para un modelo de su categoría. Ni que decir tiene que es ágil en ciudad, con tactos suaves y cómodos, y que es perfectamente válido para hacer autopista sin miedo a la fatiga. Pero donde nos ha sorprendido, y a priori no le correspondería, es exprimiendo esos 152 CV del motor 1.4 Turbo. Pero este motor, por otro lado, viene acompañado de un cambio automático de seis velocidades. Aquí es donde gran parte de esa ‘deportividad’ se pierde, evidentemente, y hay una mayor tendencia a la eficiencia. Bien por un lado, porque podemos conseguir consumos por debajo de los 6 l/100 km en autopista, pero algo menos bien en tanto que se lleva de por medio una parte importante de lo que este motor es capaz de dar exigiéndole el máximo.
Conclusiones
A modo de conclusión, ya el Opel Mokka era un B-SUV muy convincente, pero es cierto que necesitaba un soplo de aire fresco. Como comentaba especialmente en el apartado del interior algunos aspectos era urgente que se renovaran, pero a pesar de la ‘prisa’ o urgencia, y de la posibilidad de que esto hubiera forzado a errores, lo cierto es que los cambios han sido muy acertados a todos los niveles. El diseño es más atractivo y joven ahora en su exterior, y en el interior se ha ganado a todos los niveles reduciendo la botonera física y optando por una configuración práctica, sencilla, intuitiva y visualmente conseguida.
Y a otro nivel, es cierto que hay otros SUV del segmento que también se muestran con un comportamiento dinámico de alto nivel –para lo que podemos buscar en un SUV compacto-, pero el Opel Mokka X es uno de los mejores si esto nos importa. Es un modelo con una configuración de chasis que nos ha convencido, y que con este motor puede llegar a ser bastante divertido. Eso sí, nos habría encantado una versión exactamente igual, pero con un cambio manual. Pero si buscas un B-SUV con buenas calidades, muy apto por su habitabilidad interior, confortable y que pueda darte alguna escapada divertida… te gustará.