Desde que arrancase la pandemia del coronavirus, el sector del automóvil ha ido de mal en peor a lo largo de los últimos años. Las ventas se desplomaron por la inactividad, el ritmo de producción perdió fuelle y más adelante llegó la escasez de microchips. La demanda de semiconductores es cada vez mayor a nivel global, con la industria de los vehículos eléctricos alzando esta necesidad y con una producción que no satisface la creciente demanda. Y ahora, el conflicto China-Taiwan supone un gravísimo riesgo para la estabilidad que se empieza a atisbar en el horizonte.
Hubo varios fabricantes de automóviles que creyeron que la crisis de los microchips estaría resuelta para estas fechas, pero en estos momentos hay marcas como Toyota –y sus competidores- que están ajustando la producción de manera constante. General Motors es una de ellas, el Grupo Stellantis es otro y, por supuesto, el Grupo Volkswagen está pasando por lo mismo. Hyundai y KIA son quienes mejor han conseguido sortear esta gravísima crisis de los microchips porque han previsto la demanda de una forma más ajustada a la realidad.
El sector del automóvil está en manos de Taiwán, la crisis de los microchips podría ir a peor
Como puedes ver en el gráfico anterior, de CNBC, el mercado de los semiconductores está liderado por el fabricante TSMC. Tienen un 54% de la cuota de mercado y quizá no te suene la compañía, pero entre muchas otras cosas es un ‘partner’ de Apple que fabrica los procesadores de sus iPhone. Otro gigante de los semiconductores es UMC, y tiene en común con TSMC que las dos son empresas de Taiwan. Solo entre estas dos compañías ya aglutinan un 61% del mercado de los microchips. Pero es que en Taiwan se fabrican el 63% de los semiconductores de todo el mundo.
También se fabrican en Corea del Sur, aunque solo un 18%; o en China, pero tan solo el 6%. Samsung, que es una empresa surcoreana, es la segunda más grande del mundo en este sector y tan solo tiene un 17% de cuota de mercado frente al 54% de TSMC. Todo esto nos deja algo muy claro, y es que el mercado de los semiconductores está concentrado en Taiwan. Y lo preocupante es que en estos momentos Taiwan pasa por un grave conflicto con respecto a China, y en el que para variar está también Estados Unidos de por medio.
Lo curioso en todo esto es que China está presionando la industria para ganar cuota de mercado a nivel internacional. Hace ya algunos años que están haciendo fuertes esfuerzos por impulsar el negocio de su principal fabricante de semiconductores, que es SMIC. A esta empresa, el anterior presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, le impuso una serie de restricciones que le impidieron adquirir materiales y maquinaria necesaria para poder ponerse a la altura de Samsung y TSMC.
China y la crisis de los semiconductores: un grave problema no solo para el sector del automóvil
China, y más concretamente su fabricante de semiconductores SMIC, necesitaba comprar a ASML la maquinaria para poder fabricar microchips de alta gama como los que fabrican tanto Samsung como TSMC. ASML es una compañía holandesa que recibió presiones de la administración de Donald Trump para cancelar el pedido de maquinaria avanzada que SMIC había pedido a ASML. Incluso con estos equipos de litografía ultravioleta extrema, China tardaría varios años en poder producir chips de gama alta de forma masiva.
Es complicado que China, o su empresa SMIC, pudieran batir a TSMC y alcanzar semejante posición de liderazgo. TSMC tiene garantizada su posición dominante en el mercado, por lo menos, durante varios años más. Y Estados Unidos ha estado presionando a otros países para evitar que China pueda avanzar de manera normal en este sector. Sin embargo, el conflicto entre China y Taiwan pone en grave peligro la estabilidad del mercado de los semiconductores. Que ahora mismo no existe como tal, porque hay escasez de semiconductores, pero ya se empieza a ver la fecha de fin de esta grave crisis que ha golpeado duramente al sector del automóvil.
En estos momentos, tanto TSMC como Samsung, y el resto de fabricantes con una producción relevante a nivel mundial están intensificando el desarrollo de sus plantas de producción para poder hacer frente a la creciente demanda. Pero el conflicto en Taiwan, de avanzar a una situación peor, podría comprometer seriamente a TSMC. Y cualquier tipo de alteración sobre el ritmo de producción normal de TSMC no solo retrasaría la recuperación del sector del automóvil, sino que afectaría muy gravemente a muchos otros sectores que también necesitan microchips.