Soy probador de coches, me he comprado dos y ninguno es eléctrico, pero puedo explicarte por qué

Estoy muy lejos de ser un ‘petrolhead’o de tener cualquier pensamiento opuesto al coche eléctrico por motivos irracionales. De hecho, a lo largo del pasado año han sido varias las veces que me he sentido atraído por el MG4, por ejemplo, y especialmente por el Citroën ë-C3. Pero la realidad es esta, que en nuestra familia nos hemos comprado dos coches en las últimas semanas y, al final, ninguno de ellos es eléctrico aunque se barajó la opción muy seriamente. Vamos, imagínate si se barajó que llegué a reservar un Citroën ë-C3.

No sé con qué frecuencia leerás TestCoches, pero en noviembre del año pasado, como te digo, reservé un Citroën ë-C3 estando absolutamente convencido de que este modelo será el mejor eléctrico de 2024. Al menos, el mejor en relación entre calidad y precio, y para quienes buscamos algo no demasiado caro. Por sus ya suficientes 112 CV de potencia máxima y su batería de 44 kWh que garantiza 320 km de autonomía junto a un sistema de carga de 100 kW que se plantean ya suficientes como para poder viajar de una forma relativamente despreocupada. Y al final, sin embargo, acabé cancelando la reserva por una alternativa de 13.000€. Pero vamos, que este es uno de los dos coches que he comprado y de los cuales, como te digo, ninguno ha acabado siendo eléctrico.

Por qué he comprado dos coches y ninguno es eléctrico, a pesar de que soy probador y me gusta esta nueva tecnología

El enorme problema es que la conversación se ha polarizado y a día de hoy parece que estás a favor o en contra, sin matices de por medio. Bueno, pues no. Me paso el día probando coches eléctricos y hablando de ellos, además de alentar a su compra cuando creo que así debe ser. El problema está en las circunstancias de cada uno. Y en nuestro caso, también te conté ya que vamos a construir una camper siguiendo algunas pautas muy específicas: quiero que sea una gran furgoneta de 8 plazas y, al mismo tiempo, que disponga de dos camas de matrimonio en formato litera.

Con esa furgoneta camper, el primer proyecto es viajar por toda Europa durante tres meses, gracias a que mi pareja y yo teletrabajamos y tenemos niños en edad escolar, así que aprovecharemos sus vacaciones para ello. Todo esto igual te importa poco, pero aquí la clave está en algo tan sencillo como que mi furgoneta diésel con 165 CV ha supuesto un desembolso de 36.000 euros, más o menos, mientras que su versión eléctrica habría costado más de 65.000 euros con una ridícula potencia de 78 CV y una autonomía que, en fin, es sencillamente de risa.

Las furgonetas de gran volumen solo tienen sentido con un tren motriz eléctrico, a día de hoy, si son para reparto local y para grandes flotas. En el mundo camper este tipo de vehículos de momento no tienen ningún tipo de sentido por la sencilla razón de que sus prestaciones no son suficientes y, al mismo tiempo, los precios son una completa locura. Así que este es el motivo por el que uno de mis dos nuevos coches no es eléctrico, sino que es un diésel ‘de toda la vida’. Pero la explicación para nuestro otro coche nuevo tiene algunos detalles más interesantes.

Un ‘segundo coche’ barato de comprar y mantener que pueda llegar a servir para todo… no podía ser eléctrico

Sí, el Citroën ë-C3 nos tuvo convencidos por completo durante algún tiempo, pero finalmente se descartó por varios motivos. El primero es que vivimos de alquiler en un piso y, desgraciadamente, sin opción de poder instalar un punto de carga, de modo que íbamos a ser dependientes del Mercadona, porque es donde tenemos el punto de carga más cercano y por el que más veces pasamos. Nuestro otro punto de carga iba a estar en el gimnasio, a donde siempre vamos andando, y sinceramente no voy a cambiar ese pequeño y agradable paseo por la obligación de ir en coche a diario solo para cargarlo.

Aún así, siempre podríamos ir al cargador cuando sea necesario, y ya está. El segundo problema es que con 320 km de autonomía homologada, durante este tiempo haciendo pruebas de coches eléctricos he podido comprobar de sobra que a la hora de la verdad son menos los kilómetros que puedes hacer viajando. Somos cuatro de familiabueno, lo seremos entre abril y mayo- y eso supone bastante peso para viajar. Nuestro viaje más habitual es de Alicante a Madrid, porque es donde está toda nuestra familia, y en este trayecto ya me quedé tirado con un eléctrico. Y si no me hubiera quedado tirado me habría dado igual, porque cada vez que hago este trayecto puedo comprobar que en coche eléctrico se tarda bastante más que haciéndolo con un gasolina, o con un diésel.

A nivel de comodidad, y de tiempo, el coche eléctrico iba a rascar ligeramente con nuestros hábitos y nuestros intereses. Pero bueno, es cierto que nos podíamos acoplar a las exigencias de un vehículo eléctrico en relación a nuestras propias necesidades y, al mismo tiempo, nuestras propias limitaciones. Porque, oye, ya me gustaría a mí vivir en un chalet con garaje privado y punto de carga, pero de momento no es así. Y en realidad me habría bastado con tener cargador en mi plaza de garaje actual para que todo hubiera sido bastante distinto.

El caso es que, al mismo tiempo, estuve valorando un utilitario de 13.000 euros. Y finalmente me decanté por él, concretamente un FIAT Panda Hybrid de tan solo 70 CV. ¿Por qué? Pues porque era 5.000 euros más barato incluso descontando el máximo importe del Plan MOVES III –al que, por cierto, no podía optar porque no tenía un coche para poder entregar-. Y porque su seguro es más barato y tiene un consumo de gasolina de menos de 5 L/100 km. Es más barato de comprar, y su seguro es más económico, además de que el gasto de combustible es muy contenido y es un coche que puede viajar entre Madrid y Alicante sin darme dolores de cabeza. Que sí, de normal ese viaje lo haremos con la Renault Master camperizada, pero quiero que mi segundo coche tenga, sencillamente, la opción de ofrecerme lo mismo.

Así que quizá en algunos años, cuando pueda disponer de cargador propio, y mejor aún si es alimentado por placas solares para que me salga aún más barato, acabaré dando yo mismo el salto al coche eléctrico. Pero vamos, que tienen que darse algunas otras condiciones más, como que los eléctricos ‘sencillos’ sigan bajando de precio y que la infraestructura de carga sea, sobre todo, más fiable. Porque yo he viajado en eléctrico muchas veces y no he tenido problema con la cantidad de cargadores disponibles, pero sí lo he tenido con su fiabilidad. Fallan más que una escopeta de feria, aunque te quieran convencer de lo contrario. Ojalá no fuera así, y en algún momento la cosa cambiará.