Hemos vivido algunos años en los que la tecnología tardaba demasiado tiempo en llegar a los coches, y de repente hemos llegado a un momento en el que los fabricantes se pasan de la raya. El caso de Volkswagen ha sido muy sonado, porque han pasado de tener sistemas multimedia obsoletos a apostar por el ‘todo pantalla’ y olvidarse por el camino de botones físicos fundamentales como los del climatizador. O Tesla, que te hace mirar a la pantalla central para ver la velocidad a la que circulas, o si tienes puestos los intermitentes. Definitivamente, algunas marcas han perdido el juicio con esto, pero hay una buena noticia: siempre nos quedará Hyundai.
Desde la marca surcoreana, el jefe de diseño de la compañía, Sang Yup Lee, ha indicado que el nuevo Hyundia Kona usa botones y diales físicos para muchos de los controles de forma deliberada. Para el climatizador y el sistema de sonido, por ejemplo. Y eso es porque la marca considera que es más peligroso recurrir para ciertos controles a la pantalla multimedia, en tanto que requiere de más paso para un mismo ‘comando’ y significa que los conductores tienen que retirar la vista de la carretera durante más tiempo para ver exactamente dónde tienen que pulsar. Destacan que los botones que de algún modo afectan a la seguridad tienen que tener un control físico, y por eso han estado usando botones físicos de manera significativa durante los mismos años. Vamos, que no es que no se hayan adaptado a los nuevos tiempos, sino que siguen usando los botones a propósito y porque están totalmente convencidos de que es más seguro para los conductores.
Al menos Hyundai sí se ha dado cuenta, los controles táctiles son peligrosos en la conducción y son mejores los botones físicos
A día de hoy hay en el mercado, y en nuestras carreteras, multitud de modelos que necesitan tres pasos distintos para algo tan simple como es cambiar la temperatura del aire acondicionado o del climatizador. Y sí, Hyundai también persigue hacer interiores ‘más limpios’, como el resto de fabricantes. Sin embargo, hay una serie de controles que van a mantenerlos con botones físicos, como poco, hasta que llegue el nivel 4 de conducción autónoma. Vamos, que mientras haya una persona que tenga que conducir el coche, seguirán usando este tipo de controles por una razón de seguridad, sencillamente.
Además, muchos fabricantes nos han engañado intentando que creamos que las pantallas táctiles son más seguras durante la conducción, y esto no es así. La clave está en que se quiere conquistar a un consumidor acostumbrado a usar un iPad, y se quiere trasladar esa misma sensación a los nuevos coches. Pero es que es bastante más barato poner una pantalla gigantesca desde la que se controla todo que seguir manteniendo ciertos botones físicos. Vamos, que detrás de ese mensaje de modernidad, tecnología y vanguardia, en realidad hay una estrategia de fuerte reducción de costes que va totalmente en contra de la seguridad.
Como comentábamos antes, el caso de Volkswagen ha sido uno de los más sonados. Con el Volkswagen ID.3 y sus coches posteriores se pasaron de la raya eliminando controles físicos y apostándolo todo a la pantalla táctil. Y sus clientes han sido los primeros que se han quejado no solo por esto, sino también por la notable reducción de calidad en los materiales y la propia construcción del habitáculo. Y con el último restyling han corregido su mala decisión y han devuelto al habitáculo algunos botones físicos porque, en realidad, siempre debieron haberse quedado ahí.
Eso sí, la reina en esto es Tesla, que ha llegado incluso a lanzar al mercado su volante Yoke con una dirección ingobernable a según qué velocidades. Cambiar el diseño del interior de un coche es una tarea compleja y muy arriesgada, y sobre todo cuando se toca cualquier aspecto que afecte de forma directa, o indirecta, a la conducción. Al menos sabemos que hay fabricantes cuerdos como Hyundai, que no se dejan llevar por algunas estúpidas tendencias y modas, y se van a mantener fieles a construir interiores de calidad y seguros, aunque eso implique que les resulte más caro en producción.