Llevamos toda la vida viendo cómo en Semana Santa y en casi cualquier otra fecha festiva, las gasolineras suben precios y en las principales carreteras españolas se producen retenciones por el aumento de la densidad de tráfico. Sin embargo, este año las imágenes han cambiado y los que se han convertido en el centro de la noticia han sido los coches eléctricos. Y sí, por las largas colas y los dilatados tiempos de espera para poder cargar la batería de estos vehículos. Evidentemente, porque los usuarios de coches eléctricos también estaban de viaje de Semana Santa.
Cómo no, las imágenes se han vuelto virales y los que están en contra del vehículo eléctrico han aprovechado para echar más gasolina al fuego, y nunca mejor dicho.
https://twitter.com/CarlosCuezva/status/1774329672936960498
El problema es la potencia de carga, no la autonomía de los coches eléctricos
Donde se han visto los mayores atascos de coches eléctricos, haciendo cola para cargar, durante la Semana Santa, ha sido en la ruta por la A3. Y el problema no es que los coches eléctricos tengan poca autonomía, porque la realidad es que a día de hoy tienen autonomía suficiente para viajar sin problemas. Lo que han puesto en evidencia las imágenes de estas fiestas es que la infraestructura de carga es deficiente. Porque, si bien es cierto que la utilización habitual ronda el 5%, y a priori debería significar que la red está infrautilizada en condiciones normales, la realidad es que en momentos de mayor demanda sigue siendo insuficiente.
En condiciones normales hay cargadores de sobra para el volumen actual de usuarios de coche eléctrico. Sin embargo, cuando llegan fechas señaladas en las que el tráfico de vehículos eléctricos aumenta, es cuando se ve que la infraestructura es deficiente. Y cuidado, porque las deficiencias no están tanto en la disponibilidad de cargadores, en tanto que la red es cada vez más amplia. Los problemas están, más bien, en la potencia de carga de las instalaciones y también en la fiabilidad de estas instalaciones.
https://twitter.com/Dan_LCM/status/1774503568650780899
Sí, el coche eléctrico todavía se tiene que desarrollar para ser totalmente viable
Los atacascos de La Gineta y Atalaya de Cañavate durante esta Semana Santa han sido hechos puntuales que no son el día a día del usuario de coche eléctrico. Pero efectivamente, han ocurrido por motivos que demuestran que todavía hay desarrollo por delante para que el coche eléctrico sea totalmente viable y a gran escala de adopción.
El primer problema ha sido la potencia de carga. Y es que esas instalaciones soportan hasta 150 kW, porque son Superchargers V2 de Tesla, que soportan una potencia máxima de 150 kW. Y efectivamente, la compañía de Elon Musk ya tiene los V3, que soportan 250 kW. Pero en estos puntos no se ha hecho a día de hoy la actualización correspondiente, que permitiría cargar más rápido cualquier vehículo eléctrico –siempre y cuando soporte 150 kW o más de potencia de carga- y por tanto evitaría la congestión que se ha producido.
La potencia de carga es el principal cuello de botella. Si los coches eléctricos no se pueden cargar rápido es más tiempo que pasan enchufados, y es más probable que se vaya produciendo una acumulación de vehículos en espera. Pero además, también se ha visto que en estos atascos de Semana Santa ha habido averías en los puntos de carga. Y este es el segundo aspecto clave que tiene que mejorar, y es la fiabilidad de los puntos de carga. Cualquiera que haya usado un coche eléctrico, y yo te lo digo porque me ha pasado, sabe que es habitual que algunos enchufes no funcionen, la pasarela de pago falle o se produzca cualquier tipo de problema técnico que impide la carga.
Para solucionar este tipo de problemas hacen falta más cargadores que superen los 50 kW, más cargadores de carga ultra rápida, y que la infraestructura mejore su fiabilidad y estabilidad. De hecho, las colas se han producido en los Supercharger de Tesla porque suelen ser los más rápidos y fiables. Sin embargo, estos puntos en concreto también están limitados en potencia de carga y en esta ocasión han dado problemas precisamente de fiabilidad.
Mi experiencia con el coche eléctrico, yo también he tenido problemas viajando con ellos
El año pasado tuve una mala experiencia con los Supercharger, y fue por un motivo que ignoraba por completo. El cargador iba bien, y el coche también. Sin embargo, lo que nadie te cuenta es que cuando se lanza un nuevo modelo, la red de carga necesita de una actualización de software. Para un software que es el que se encarga de la comunicación con el vehículo y su sistema de carga. El caso es que en aquella ocasión, la red de carga de Tesla no estaba actualizada todavía para los modelos de BYD –que acababan de llegar al mercado español-, y el resultado fue que no podía cargar a toda la velocidad que soporta el vehículo.
Más adelante, a finales del pasado año 2023, me quedé tirado con un coche eléctrico. Ocurrió porque el software del vehículo no estimó bien la autonomía restante, y me quedé a escasos metros de un cargador. El problema es que un coche eléctrico se bloquea cuando se queda sin batería, y no se puede empujar como hacíamos antes con los térmicos. Además, en el propio planificador de ruta del vehículo me indicaba que tenía un cargador de Tesla cerca, y cuando llegué allí me encontré con que ese, en concreto, no era compatible con vehículos que no sean de la marca Tesla.
Y en el resto de ocasiones en que he hecho viajes con coches eléctricos, que no han sido pocas, he viajado sin limitaciones, pero encontrándome en multitud de ocasiones con cargadores que no funcionan, algunos otros puntos de carga que van más lentos de lo que deberían, etcétera. También ha habido ocasiones en las que la carga se ha parado sin tener que hacerlo, por ejemplo. En definitiva, como te contaba antes, a día de hoy es posible viajar en coche eléctrico y yo he podido comprobarlo en varias ocasiones. Pero es verdad que hay que planificar la ruta de una forma en la que no haríamos con un coche gasolina, diésel o híbrido. Y, por mi propia experiencia, hay que tener un plan B. Vamos, alguna variación de la ruta por si nos encontramos con problemas como los que te he contado que yo mismo he sufrido.