A finales de 2018 nos enterábamos de que 5.000 empleos estaban en riesgo, en Jaguar Land Rover. Y finalmente serán 4.500 los trabajadores afectados, pero la información era cierta. El grupo lo ha hecho ya oficial, comunicando que reducirá su plantilla afectando a 4.500 puestos de empleo en Europa, y ha avanzado algunos detalles sobre sus planes de electrificación.
Jaguar Land Rover ha visto cómo su rentabilidad se hundía a finales de 2018, y el grupo automovilístico ha anunciado 4.500 despidos. Para reducir el impacto de estos recortes, que afectan principalmente a Reino Unido, se ofrecerán incentivos de renuncia voluntaria. Afortunadamente, Tata Motors ya ha asegurado que no tiene plan alguno de cesar su inversión.
El gran problema de Jaguar Land Rover es la caída del diésel
Aunque Jaguar ha dado un importante paso con el lanzamiento del I-Pace, y es un producto verdaderamente destacable, la caída de los diésel ha dañado al grupo automovilístico. Precisamente por eso se han anunciado planes de inversión en eléctricos puros. Porque además, al mismo tiempo las ventas han disminuido en China.
En estos momentos, las ventas del Jaguar XE pasan por un desplome del 22% –datos de octubre- y las ventas del Jaguar XF también se resienten de una caída del 20%. Los SUV, que han impulsado a la marca, también se han visto gravemente perjudicados. El Jaguar F-Pace, según esta misma información, ha registrado un descenso del 25% en sus ventas.
Desde Jaguar Land Rover se han mostrado plenamente conscientes de que la demanda de diésel está cayendo de forma acelerada, a medida que los gobiernos europeos están presionando en favor de los coches eléctricos. Pero a este grupo, al mismo tiempo, le afecta el Brexit. La clave está en seguir apostando por coches eléctricos como el Jaguar I-Pace, y por supuesto ajustar su plantilla como están haciendo con estos 4.500 empleos afectados por la tendencia del mercado.