El anteproyecto de ley que ha sido presentado hoy por el gobierno autonómico de las Islas Balearse pretende acabar con los coches de combustión y para ello, a partir de 2025 no se podrán vender coches diésel y para 2035, tampoco los de gasolina con el objetivo de que en 2050, todos los coches sean completamente eléctricos.
Esta medida, pionera en España pero no en algunos lugares como Escocia, Noruega, China o California, busca reducir las emisiones contaminantes de los automóviles de acuerdo con las directrices marcadas por el Acuerdo de París de 2015, de lucha contra el cambio climático.
Pero de momento sólo estamos hablando como decíamos de un anteproyecto de ley y, por lo tanto, todavía debería ser aprobado antes de entrar en vigor. Aun así, sienta precedentes de por dónde pueden ir las decisiones que tomen algunas regiones que, como el caso de las Islas Baleares, sus características pueden permitir un cambio que a priori parece muy radical.
Una prohibición paulatina para un futuro eléctrico
La propuesta realizada tendría dos etapas diferenciadas para los particulares así como otras medidas adicionales para las empresas de alquiler, que cuentan con una gran flota de vehículos en un lugar en el que el turismo es la mayor fuente de ingresos anual.
Para empezar, no se podrían vender vehículos con motor diésel a partir de 2025 mientras que esta prohibición afectaría a los vehículos de gasolina diez años después, en 2035. Pero la medida sólo afectaría a vehículos nuevos mientras que los existentes podrán seguir circulando hasta que los años obliguen a que terminen en el desguace. Se calcula que para 2050, todos o casi todos los vehículos de las islas (y con ello se incluyen desde automóviles a motos pasando por camiones o furgonetas) serían completamente eléctricos.
Por otro lado, las empresas que ofrecen vehículos en régimen de alquiler deberán ir aumentando la presencia de vehículos eléctricos paulatinamente, desde un 2% en 2020 hasta un 100% para 2035. Por último, en 2035 también se prohibiría la entrada a las islas a aquellos vehículos que no fuesen completamente eléctricos.
Según datos que maneja el gobierno balear, los coches generan un 35% de las emisiones de CO2 del archipiélago. Con la eliminación de los vehículos con motores de combustión, la contaminación en los núcleos urbanos disminuiría hasta un 90% respecto a las mediciones actuales.
Ahora la pregunta que queda en el aire es: ¿podrían las Islas Baleares ser capaces de suministrar la energía eléctrica necesaria para recargar todos los vehículos eléctricos que pueden circular por las islas? ¿Y crear una red de carga suficiente en las calles y garajes? ¿Con qué coste?
Se habla de un cambio en la política energética por la que no se dependa de las térmicas y sí de las renovables, además de una inversión de 30 millones para que pasen de los 300 puntos de recarga actual a más de 500. Pero seguramente el dinero necesario será, mucho.