Transaxle es el nombre para definir una configuración mecánica un tanto inusual y que a marcas como Porsche le ha dado muy buenos resultados. Básicamente consiste en montar el motor en la parte delantera del coche mientras que la transmisión va en el eje trasero. Entre los años 1976 y 1995 Porsche fabricaba una serie de coches deportivos con esta configuración mecánica y que se alejaba mucho de las directrices marcadas por el 911 y su todo atrás.
Las ventajas de este tipo de configuración eran varias y Porsche supo aprovechar ese tirón y convertirlo en un gran éxito económico. Los modelos con esta configuración eran los 924, 928, 944 y 968. Porsche vendió cerca de 400.000 unidades en todo el mundo. La filosofía era la típica de la marca, vender una combinación casi perfecta entre deportividad, versatilidad y uso diario. Los modelos con esta disposición disfrutaban de un buen reparto de pesos al estar los elementos más pesados como son la caja de cambios y el motor por detrás de cada eje y lo más centrados posible.
Además de Porsche, también Bugatti, Ferrari, Alfa Romeo, Aston Martin o Maserati han utilizado la mecánica ‘transeje’ en modelos clave. Y existen modelos transeje con motor trasero y tracción trasera: el ‘todo atrás’.
Recientemente con motivo del cuarenta aniversario de la introducción de esta configuración mecánica, el museo Porsche le rindió un homenaje a todos los modelos de la marca que la usaban. En concreto 23 ejemplares de excepcional calidad. La exposición titulada “La era Transaxle” reunía desde 924 al 928, algunos de los modelos con historia incluida ya que se encontraba el 944 que el austriaco Gerhard Plattner utilizó para la prueba “Proyecto Luna” que consistía en recorrer los 384.405 kilómetros desde Norteamérica y atravesando Europa y que son la distancia equivalente de la Tierra a la Luna, todo ello en un periodo de tiempo de 258 días.