Wallbox es una compañía española, fundada en el año 2025 por Enric Asunción, ex empleado de Tesla, y orientada inicialmente al desarrollo y a la fabricación de cargadores para vehículos eléctricos. Tanto para los eléctricos puros como para los híbridos enchufables, que generan una menor demanda de este tipo de dispositivos porque, en contra de lo que debería ocurrir, sus usuarios no los enchufan con tanta frecuencia. La empresa llegó a valer 3.000 millones de dólares y, sin embargo, se ha desplomado hasta los 300 millones por unas expectativas que no se llegan a cumplir.
El análisis de Javier Lacort es una radiografía de la situación que atraviesa la compañía española, que aunque inicialmente se centró en exclusiva en sistemas de carga inteligentes para vehículos eléctricos, con el paso del tiempo ha ido abriendo su mercado y centrándose en otras soluciones. A día de hoy operan también en la gestión integral de la energía doméstica y, además, a finales del año 2020 compraron Electromaps. Que, para quien no lo conozca, es una plataforma de referencia en la localización de puntos de carga para vehículos eléctricos. Esto ocurrió después de una inversión de 23 millones de euros para su expansión al mercado chino y el americano.
El coche eléctrico no está avanzando tan rápido como estaba previsto en Europa y Wallbox ha pasado de valer 3.000 millones a ‘tan solo’ 300 millones
A mediados del año 2021 Wallbox empezó a cotizar en la bolsa neoyorquina, y uno de sus puntos de bonanza se cerró con la presentación de una estación de carga de 350 kW de potencia máxima. Hypernova era entonces una de las estaciones de carga pública más rápidas y avanzadas a nivel tecnológico, aunque a día de hoy ya hemos visto sistemas mucho más avanzados y rápidos que vienen, sobre todo, de compañías tecnológicas chinas. Su acción llegó a valer más de 18 dólares, y fue cuando se llegó a los 3.000 millones de dólares de capitalización bursátil el 1 de noviembre del año 2021, pero desde entonces su valor se ha desplomado.
A día de hoy sus acciones están poco por encima de 1,5 dólares y su capitalización bursátil ronda los 300 millones de dólares. Lo que ha ocurrido en todo este tiempo es, sobre todo, que todas las compañías tecnológicas han sufrido gravemente por la pandemia y sus condiciones, así como por los diferentes conflictos geopolíticos y el imparable avance chino, y aunque hay muchas que se han recuperado hay también un importante grupo que no lo ha conseguido todavía. Y entre muchas otras está, efectivamente, el caso de Wallbox, que sigue manteniendo una cotización bursátil que queda muy por debajo de lo que hace apenas un par de años era.
El problema está en que en Europa el coche eléctrico avanza más lento de lo que inicialmente se había previsto que ocurriera, y el de España es uno de los casos más graves en el Viejo Continente. Las ventas están creciendo, claro que sí, y parece que su adopción está acelerándose ahora, pero hay que tener muy en cuenta que Wallbox tiene en Europa un 70% de su facturación, así que está muy ligada a la evolución del mercado de coches eléctricos en el Viejo Continente.
Pero es que además la compañía ha generado unas expectativas que no ha sido capaz de cumplir, hasta el punto en que ellos mismos han tenido que recalcular sus ingresos previstos para ajustarse mejor a la realidad de su situación. Para el año 2023, del que aún no tenemos los datos al completo, porque falta por contabilizar el último trimestre, tenían previstos unos ingresos de entre 240 y 290 millones de euros. Y en los tres primeros meses cerraron con poco más de 100 millones que hicieron evidente que no se podrían cumplir tales expectativas.
Wallbox no solo podría volver a valer los 3.000 millones de dólares que valía hace unos dos años, sino que además tiene potencial para crecer mucho más. Y no solo por el impulso del mercado europeo, sino también por su posición estratégica en el mercado americano, donde también el coche eléctrico está desarrollándose. Pero la situación que atraviesa ahora mismo la empresa española es la que es, y es una buena fotografía de que las expectativas no se han cumplido en Europa y la evolución del mercado de vehículos eléctricos está siendo más lenta de lo previsto y de lo deseable.