China está cogiendo muchísimo peso en el mercado internacional de automóviles. Y de momento su volumen de ventas de coches no es tan preocupante, pero sí lo es su evolución en el mercado de las baterías para coches eléctricos. Las marcas chinas llevan varios años tomando los conocimientos de Europa y USA obligando a las marcas tradicionales a asociarse a sus marcas locales allí, en China. Pero es que además tienen a las marcas más fuertes en todo el mundo en fabricación de baterías. Así que ahora están saliendo a USA y Europa con conocimiento, con tecnología, y con el control del mercado de las baterías.
Todo empieza cuando las marcas tradicionales europeas, y americanas, ven interés en China por el creciente mercado de automóviles. China se abre a los fabricantes internacionales, pero con una condición: les obliga a que, para fabricar o vender sus coches en China, tengan que asociarse a fabricantes locales y trabajar de forma conjunta. Así que las marcas chinas han estado los últimos años bebiendo de su experiencia y adquiriendo sus mismas tecnologías. Un paso clave para más adelante –en estos momentos precisamente- salir al mercado internacional a competir con europeos y americanos fabricando con su misma calidad.
China ya sabe hacer coches de calidad al gusto europeo, lideran la fabricación de baterías y sus precios son más atractivos
Contar con la experiencia de americanos y europeos era fundamental para poder abordar sus mercados pudiendo ofrecer su mismo nivel de calidad, algo que siempre le había faltado a las marcas chinas. Pero es que mientras esto ocurría, y a fuego lento, China se ha estado preparando para el coche eléctrico atacando precisamente la parte más sensible: las baterías de este tipo de vehículos. Así, ahora tienen a compañías como CATL o BYD, que han logrado convertirse a estas alturas en los líderes en fabricación de baterías para vehículos eléctricos en todo el mundo. Y no solo por volumen de producción anual, sino también por innovación tecnológica.
Como ya sabrás, la batería es la parte más cara de un coche eléctrico y con importante diferencia, suponiendo en algunos casos el 40% o hasta el 50% del coste total del producto. Así que, dominando este mercado, China tiene bajo su control casi la mitad del precio de una buena parte de los coches eléctricos que se venden en todo el mundo. En definitiva, está en manos de una empresa china que el precio final de un coche europeo sea más alto o más bajo. Y eso, evidentemente, es una clara ventaja competitiva para los fabricantes de automóviles chinos.
Y la cosa no termina aquí, sino que además sabemos de sobra que muchas marcas chinas, de cualquier sector, están acostumbradas a abordar un nuevo mercado a pérdidas. ¿Por qué? Por un lado es una cuestión cultural, en tanto que en China las técnicas comerciales son mucho más agresivas. Y por otro lado es una cuestión de capacidad, porque algunas de las principales marcas chinas de coches eléctricos tienen por detrás el apoyo económico del Estado. Eso, las empresas privadas europeas no lo tienen aunque reciban apoyos.
Con esto, el cliente europeo lo que está experimentando es sencillo: vivimos en medio de una crisis económica en la que cada vez hay más oferta de coches chinos. Y están demostrando, poco a poco, que además de diseños atractivos y buenas prestaciones tienen fiabilidad suficiente. Aunque lo que más está consiguiendo calar en el mercado es que, efectivamente, a igualdad de prestaciones consiguen ofrecer precios mucho más bajos para, por lo menos, tener un buen primer argumento para convencer a su potencial cliente.