En octubre del año pasado te conté que iba a embarcarme en un nuevo proyecto de camperización y, efectivamente, lo primero que hice fue comprar una Renault Master. La compra se formalizó por aquellas fechas y en diciembre ya estaba entregando yo mi vehículo anterior bajo presiones constantes de Óscar García González, el comercial con el que tuve la mala suerte de tener que tramitarlo todo. Mi mujer embarazada, y él lo supo desde el primer momento.
Te cuento que mi mujer estaba embarazada porque me aseguró que en enero se estaría entregando la furgoneta, en febrero a más tardar. La furgoneta se retrasó más allá del 31 de marzo, que era la fecha límite establecida por contrato, y a Óscar no le perturbó lo más mínimo. El comercial de Renault Pro+, de JAPEMASA en Alicante, me dijo que ‘son cosas que pasan’, y aseguraba que ‘la fecha del contrato es orientativa’ cuando, en realidad, él y yo sabíamos perfectamente que existe una responsabilidad legal cuando se incumplen los términos del contrato. Y la fecha es una de ellas.
Una y no más. Ni JAPEMASA, ni Renault
A pesar del retraso, en ningún momento se disculpó, ni buscó algún tipo de solución para no dejarnos sin coche, aunque era plenamente conocedor del embarazo de mi mujer y de que necesitábamos un vehículo para ir a las citas de ginecología. De hecho, cuando le pedía alguna explicación sobre la situación de la furgoneta solía responder con chulería y soberbia, cuando siquiera le daba la gana responder. En más de una ocasión he tenido que ir físicamente al concesionario, porque el tipo se escondía de mis llamadas.
La furgoneta se acabó entregando en mayo de 2024, con varios meses de retraso y, por cierto, perdiéndose por el camino. Yo pasé todos esos meses siguiendo el proceso desde la app de Renault, donde puedes ver cuál es el estado de fabricación, transporte, etcétera. Bueno, pues llegó un punto en el que la app me decía que la furgoneta estaba en el concesionario, lista para que me la entregasen. Y curiosamente, la furgoneta pasó una semana desaparecida, porque Óscar García González, el comercial, me aseguraba que la furgoneta no estaba en sus instalaciones, y que ‘es algo normal’ que se pierda. No acabé volviéndome loco de milagro, pero creo que era su objetivo, que acabásemos igual.
Una furgoneta perdida, y sin homologar, y nadie se hace cargo
Cuando llegó la furgoneta, llegó con su enganche de remolque sin homologar. Está instalado de fábrica y tengo la bola, claro, pero no aparece en la ficha técnica. En varias ocasiones me vacilaron, de nuevo Óscar, y también Begoña Clausí Ferrer. Una mujer que no sé qué cargo ocupa allí, pero dijo que se haría responsable y en multitud de ocasiones me repitió que ‘por favor, no dejase ninguna mala reseña, ni escribiera sobre ellos’.
En multitud de ocasiones siguieron escondiéndose de su responsabilidad, e ignorando tanto mis llamadas como mis mensajes de correo electrónico. Llegué a acudir físicamente de nuevo al concesionario y atascar las instalaciones colocando mi furgoneta en medio de su carril de paso, y el de los clientes, y asegurándole a Begoña que no iba a mover de allí la furgoneta hasta que resolvieran el problema del enganche de remolque y su homologación.
Allí hubo varios tipos bajo la furgoneta, buscando la etiqueta de homologación, para hacerle fotografías y sacar el certificado que hace falta para homologar. Begoña Clausí Ferrer, y esto es algo que tengo documentado, me aseguró que se harían responsables de la homologación tal y como corresponde. Y lo último que he recibido de esta gente es un mensaje de WhatsApp en el que me envían el certificado y me dicen que ‘no se dedican a pasar la ITV a vehículos de particulares’.
Se retrasaron en la entrega, tuve que aguantar el pésimo trato de Óscar en toda circunstancia, me entregaron un vehículo sin homologar, y a día de hoy no se hacen responsables. Así que, desde luego, es algo sobre lo que tenía que escribir un artículo. Si a mí me han tratado así, supongo que JAPEMASA suele hacerlo con sus clientes, y Renault no es una marca especialmente recomendable. Aquí sigo yo, con mi furgoneta sin homologar.
Entre todo esto que te cuento ha habido muchas más discusiones, tensiones, problemas y vaciles por parte del concesionario. Pero vamos, creo que es suficiente para que puedas ver de qué tipo de empresas estamos hablando. De la furgoneta que compré, por cierto, el mismo primer día dejé el 50% pagado por adelantado.