El litio es el recurso clave en el coche eléctrico, en tanto que las baterías de este tipo de vehículos dependen de él. Y el año pasado se registró una caída de precio en el kWh de estas baterías, pero ya desde el mes de agosto arrancaba un imparable crecimiento en el precio del litio. Así que, tal y como se sospechaba, a los fabricantes les está saliendo cada vez más caro instalar las mismas baterías en sus nuevos coches eléctricos. Y esto, cómo no, repercute en el precio final de sus vehículos.
Los fabricantes de automóviles están enfrentándose, todos ellos, a inversiones millonarias para el desarrollo de nuevas plataformas para coches eléctricos, nuevos sistemas de software y un largo etcétera. La transición hacia el coche eléctrico le está suponiendo a las marcas un enorme gasto, y estas inversiones millonarias repercuten de forma directa en los precios de sus nuevos lanzamientos. Es por eso, además de por otros motivos, que desde hace años vivimos una progresiva subida de precios de todos los coches nuevos. Pero además, el coche eléctrico tiene sus propios sobrecostes en el elevado precio de las baterías.
La escalada del litio romperá la tendencia a la baja del precio de las baterías para coches eléctricos
En lo que respecta a los precios de las baterías para coches eléctricos, en 2020 se registraba una media de 140 dólares por kWh. Y el pasado año 2021, este coste medio se reducía hasta los 132 dólares por kWh. Esta tendencia a la baja ya estaba prevista. A medida que crece la penetración del coche eléctrico en el mercado, la producción de baterías es cada vez más económica para los fabricantes y proveedores. Sin embargo, la industria está topándose de lleno con un enorme problema: el litio es escaso, y su precio tiende a subir.
Durante los años 2019 y 2020 hubo un exceso de oferta de litio que favoreció la progresiva caída de los precios de los paquetes de baterías, y también de las celdas de baterías basadas en este recurso. Sin embargo, la adopción del vehículo eléctrico es cada vez más rápida y, como comentábamos anteriormente, el litio es escaso. Está previsto que la demanda de litio se triplique para 2025 y, aunque la oferta se seguirá estirando para hacer frente a la demanda, desde meses atrás se ha estado avisando de que los precios subirían para incentivar la respuesta de oferta.
En estos momentos hay un claro desajuste del mercado. La demanda de litio está superando a la oferta y, por eso, el precio está creciendo de manera incesante. Algo que, al mismo tiempo, perjudica a la demanda de coches eléctricos y, en última instancia, perjudica a la demanda de baterías y del propio litio. Y si bien es cierto que el desarrollo de las baterías LFP favorece la reducción de costes de producción de las baterías para coches eléctricos, por el momento su ritmo de adopción es insuficiente. Estamos en un momento en el que hace falta más litio del que se está extrayendo de las minas y, sin embargo, la regulación en el ámbito europeo no para de presionar a las marcas y consumidores para acelerar el mercado del coche eléctrico.