Un robotaxi es un taxi autónomo. Es decir, un coche autónomo que es operado por una compañía de carsharing. Desde febrero de 2022, por California ya circulan robotaxis de Cruise y Waymo. En junio de 2022 arrancaron las operaciones de Cruise en San Franciso, y en Beijing también hay robotaxis de Baidu y Pony.ai. Pero es verdad que, de momento, la disponibilidad de estos taxis sin conductor es muy limitada a nivel global y que, además, circulan con condiciones muy concretas.
En el verano de 2016 fue la primera vez que se pusieron robotaxis a disposición del público, y fue NuTonomy, una empresa derivada del MIT, la que comenzó a ofrecer viajes con una flota de vehículos Renault ZOE y Mitsubishi MiEV. A día de hoy, efectivamente, hay más empresas que tienen robotaxis y se han implementado en más ciudades, aunque son pocas las que aceptan este tipo de servicio a nivel global por las limitadas condiciones legales.
¿Por qué las marcas de coches están tan ‘obsesionadas’ con los robotaxis?
Los taxis autónomos utilizan, todos ellos, una avanzada tecnología de conducción autónoma. En la última década, todos los fabricantes han mostrado un gran interés en esta tecnología convencidos de que, en algún momento, los conductores humanos desaparecerán. ¿Por qué? Porque se consideró que es más eficiente y productivo para todos y, sobre todo, porque es más seguro. Sin embargo, es verdad que con el paso de los años se ha ido pinchando la burbuja por una cuestión de costes. Por eso, porque los organismos reguladores no establecen marcos legales que lo permitan –por desconfianza- y también porque las marcas de coches creían más fácil desarrollar estas tecnologías.
A nivel legal, el mayor problema está en la responsabilidad en caso de accidente. Y ha habido un enorme debate en relación a esto, en el que parece que nadie termina de ponerse de acuerdo. Si un coche autónomo tiene un accidente de tráfico ¿de quién es la responsabilidad? Y hay un problema todavía mayor, y es la toma de decisiones de los ‘coches inteligentes’. En caso de accidente inminente, hay que establecer qué decisiones tiene que tomar un coche conducido de forma autónoma, y parece que ninguna respuesta es éticamente correcta. Solo son algunos ejemplos de los problemas con los que se ha encontrado el robotaxi en su desarrollo.
El gran interés de los fabricantes en los robotaxis está en la posible rentabilidad de esta tecnología y servicio. Elon Musk es quizá uno de los directivos que más ha hablado respecto a esto, y ha dejado claro que los coches con conducción autónoma, aplicados a los servicios de transporte de pasajeros en forma de robotaxi, pueden ser un negocio altamente rentable en el futuro. Siempre y cuando, como te comentaba antes, sean capaces de reducir los grandes costes que supone cualquier tecnología de conducción autónoma tanto a nivel de software como de hardware.
En los últimos años hemos visto cómo los negocios de carsharing han crecido de una forma muy destacada. Y también estamos viendo cómo las ventas de coches a empresas ‘rent a car’ aumentan poco a poco, a medida que las ventas a particulares decrecen. Por eso, las marcas de automóviles ven, en la posibilidad de vender coches a empresas una importante oportunidad de negocio frente al menguante mercado de particulares. Y desde luego, explotar por sí mismas sus propios vehículos, a través de servicios de transporte de pasajeros con tecnologías de conducción autónoma, es un mercado potencialmente interesante para todas ellas.