El motor atmosférico es un tipo de motor de combustión interna, y se caracteriza porque la entrada de aire es dependiente de la presión atmosférica y no está sobrealimentado por un turbocompresor o por un sobrealimentador. Existen motores atmosféricos alimentados por diésel y alimentados por gasolina, y la diferencia clave con respecto a un motor turbo está en la forma en que recibe el suministro de aire.
Un motor atmosférico no tiene un sistema de sobrealimentación que le suministre aire de manera ‘forzosa’, sino que la entrada de aire depende de la presión atmosférica. En este tipo de motores, el aire de combustión, o la mezcla que se hace de aire y combustible, accede a los cilindros del bloque motor por la presión atmosférica, encargándose de llenar el vacío que se produce a medida que el pistón baja hasta el punto muerto inferior en el proceso de admisión de la carrera.
Qué es un motor atmosférico
Se conoce como motor atmosférico, pero también como motor de aspiración natural. Es un tipo de motor de combustión interna en el que la entrada de aire se produce por presión atmosférica. La diferencia, con respecto a un motor turbo, está en que en este segundo tipo de motores la entrada de aire se produce por un sistema de sobrealimentación. En el caso de los motores turbo, la entrada de aire se produce de ‘manera forzada’ gracias al funcionamiento de un componente específico, que es el turbo.
Precisamente por el hecho de depender de la presión atmosférica, un coche con motor de aspiración natural se ve mucho más afectado, en términos de rendimiento, cuando se conduce en zonas de montaña o en zonas de playa. La presión atmosférica es muy distinta en función de la altitud, y por eso en este tipo de vehículos son notables grandes diferencias de rendimiento en función de dónde se conduzcan.
Diferencias entre un motor atmosférico y un motor turbo
Mientras que en un motor atmosférico convencional el aire llega hasta los cilindros por presión atmosférica, en un motor turbo se utiliza una turbina, que aprovecha los gases de escape para proporcionarle a los cilindros aire a presión. Gracias a este componente, respecto a la presión atmosférica de la que se sirve el motor de aspiración natural, la presión se incrementa en 0,5 a 1,5 bar.
Por este mismo motivo existen diferencias clave entre un bloque atmosférico y un motor turbo como, por ejemplo, que los motores turbo trabajan a temperaturas más altas y, por eso, necesitan de un mantenimiento mayor. Si bien es cierto, por otro lado, que un motor sobrealimentado puede ofrecer un mayor rendimiento y, además, también permiten conseguir un consumo más bajo.
Los dos tipos de motores tienen sus correspondientes ventajas e inconvenientes. Un motor atmosférico, por diseño, es más fiable, en tanto que trabaja a menores temperaturas y presiones, además de que cuentan con algunos componentes menos y, por tanto, menores riesgos de avería. Los motores de aspiración natural proporcionan una experiencia de conducción más tranquila, equilibrada y confortable, mientras que un motor turbo es más enérgico y prestacional.