El filtro del habitáculo de un coche se conoce también como filtro de polen. Es un filtro de aspecto parecido a una esponja que está ubicado en el circuito del aire acondicionado y de climatización del vehículo. Su cometido es el de filtrar las partículas externas suspendidas en el aire, para evitar que entren en el interior del coche y, de este modo, tener un aire en el habitáculo del vehículo de la mayor calidad posible.
El filtro del habitáculo está diseñado para evitar que entren al interior del coche partículas que están suspendidas en el aire, incluidas partículas que causan alergia a los ocupantes del vehículo. Por eso está colocado en el propio sistema de aire acondicionado, ventilación y climatización. En algunos vehículos, de grandes dimensiones, como es el caso de familiares, berlinas de gran tamaño, monovolúmenes o furgonetas, es posible que incluso haya instalado más de un filtro de polen.
Qué es un filtro del habitáculo o un filtro de polen
Se puede diferenciar entre filtro de polen, que es el filtro del habitáculo convencional de un vehículo, y el filtro de carbón activo –o carbón activado-. El primero es el tipo más habitual de filtro para el coche, y su único cometido es evitar la entrada de polen y otras partículas que empeoran la calidad del aire al interior del vehículo. Sin embargo, el filtro de carbón activado es más eficaz porque también es capaz de evitar que entre la polución e incluso evita que entren los malos olores.
Lo más habitual es que un filtro del habitáculo típico sea de color blanco, y muy parecido a una esponja, mientras que el filtro de carbón activado suele tener un color negro y formas más elaboradas. Otra diferencia importante es que este segundo tipo, que filtra el aire de una forma más efectiva, también tiene un precio más elevado. Y pongamos el que pongamos en nuestro coche, hay que cambiarlo cada cierto tiempo para que siga haciendo su trabajo de la forma adecuada.
Es importante que el filtro del habitáculo esté en correcto estado porque garantizará que la calidad del aire en el interior del coche es la idónea y, además, evitará que suframos –más de lo debido- de alergia dentro del vehículo. Por lo tanto, no se trata únicamente de una cuestión de confort, sino que además también es por seguridad durante la conducción. El precio de un filtro de polen es de entre 6 y 18 euros, y es realmente fácil de cambiar sin tener que pasar por el taller y que nos cobren bastante más dinero.