El sistema de freno ABS debe su nombre a ‘Anti-lock Braking System’, que se traduce al español como Sistema de Frenos Antibloqueo. Este sistema se encarga de variar la intensidad de la frenada de forma automática para evitar pérdidas de adherencia. En la actualidad, y desde el año 2014, es un sistema de seguridad que tiene que estar equipado de serie de forma obligatoria –dentro de la Unión Europea-.
Qué es el ABS
El ABS es un dispositivo aplicado al sistema de frenos del vehículo, que se encarga de controlar la frenada de forma automática. Este sistema de control de frenos, en circunstancias específicas, varia la intensidad de la frenada para que los neumáticos no se saturen y, de este modo, no se pierda adherencia. Sin el sistema ABS, pisar a fondo el pedal de freno haría que el las ruedas se paren por completo y el coche deslice. Con un sistema ABS, sin embargo, el propio vehículo controla la fuerza de la frenada para evitar el deslizamiento de las mismas.
Cómo funciona el ABS de un coche
El sistema ABS actúa sobre el sistema de frenos. Es una tecnología que se compone de varios sensores que analizan de manera constante las revoluciones de las ruedas, y envían esta información a una centralita que controla una bomba integrada en el circuito del líquido de frenos. Cuando se detecta una frenada brusca, o cuando los sensores detectan que una o varias ruedas reducen de forma repentina sus revoluciones, el sistema ABS evita el bloqueo de las ruedas.
Cuando esto ocurre, los sensores de las ruedas envían la correspondiente señal a la centralita del sistema ABS, denominada Módulo de Control. Esta centralita hace que la intensidad de frenada se reduzca de forma automática e intermitente, sin que el conductor tenga que hacer absolutamente nada –aunque esté pisando el pedal de freno al máximo de fuerza- y, con ello, se evita el bloqueo de las ruedas. El ABS puede actuar sobre el freno entre 50 y 100 veces por segundo, y el conductor percibirá que el ABS ha entrado en funcionamiento porque el pedal de freno vibra, además de que se producen ciertos sonidos mecánicos intermitentes.
Gracias al ABS, y a que esta tecnología se encarga de evitar el bloqueo de las ruedas, se reduce el riesgo de pérdida de adherencia y, por tanto, se minimiza también el riesgo de pérdida de control del vehículo. Por otro lado, se reduce la distancia de frenado en situaciones como, por ejemplo, en las que el pavimento no está seco o existe algún tipo de suciedad que dificulta la adherencia.