Las placas solares parecen la forma perfecta de conseguir electricidad gratis. Pero tienen algunas limitaciones por su forma, por su peso y otras características morfológicas. Sin embargo, el último descubrimiento del MIT lo cambia todo. Porque esta innovadora tecnología es una fina célula que está directamente estampada en una tela flexible. Es decir, que estamos ante la primera placa solar tan fina como el papel y que además es flexible, de modo que se puede colocar en cualquier superficie sin ningún tipo de problema y así lograr que empiece a producir energía. Se trata de poder integrar la energía solar en cualquier lugar, sin limitaciones.
Este novedoso panel solar desarrollado por el MIT es más delgado que un cabello humano, pero además también pesa una centésima parte de lo que a día de hoy pesa cualquier placa solar tradicional. Gracias a esta extraordinaria reducción del grosor y del peso, las nuevas placas solares del MIT pueden producir 18 veces más energía por cada kilogramo que las placas solares que se están instalando a día de hoy en los tejados de las viviendas. Pero es que además el proceso de producción que requieren se puede emplear, en el futuro, para poder cubrir enormes áreas que produzcan energía a partir del sol. No es ni mucho menos el único proyecto que el MIT mantiene abierto en el desarrollo de paneles solares flexibles y ligeros, pero sí es una de las tecnologías más avanzadas y más viables a nivel comercial que han presentado hasta el día de hoy.
Una placa solar más fina que el cabello humano y que se puede colocar en cualquier parte porque, además, es flexible
Para lograr esta tecnología, que en esencia es un material imprimible, se han utilizado nanomateriales como tintas electrónicas. En estas placas solares se recubre la celda solar con una matriz ranurada en la que se depositan las capas de materiales electrónicos con un sustrato de tan solo 3 micrones de espesor. Usando una técnica de serigrafiado, el electrodo se deposita sobre la estructura para poder completar el módulo solar. Es un dispositivo fotovoltaico de tan solo 15 micrones de grosor en total que se termina con la separación correspondiente del sustrato de plástico.
La tecnología que ha conseguido desarrolar el MIT es un panel solar ligero y flexible. El mayor problema que tiene es que por sí solo no llega al nivel de resistencia suficiente. Sin embargo, en esta investigación han completado el proceso añadiendo al módulo solar un tejido de 13 gramos por metro cuadrado, que es el que da la resistencia suficiente. Se llama Dyneema el material en cuestión, y para que puedas hacerte una idea del nivel de resistencia que ofrece basta con mencionar que está compuesto por fibras tan fuertes que se usaron para levantar el Costa Concordia cuando se hundió en el mar Mediterráneo. Así que, aunque se añaden apenas unos micrones de grosor, el nivel de resistencia es extraordinario para un grosor ínfimo.
La idea detrás de este proyecto es que cualquier superficie, incluso aunque tenga todo tipo de formas irregulares, se pueda cubrir para producir energía solar sin ningún tipo de inconveniente. En las explicaciones en torno a su proyecto, desde el MIT explican que es un dispositivo ultraligero pero resistente, tanto que se puede plegar más de 500 veces y aun así se mantienen las cualidades originales en algo más del 90%. El potencial que tiene este material es extraordinario porque, como destacan desde el MIT, prácticamente cualquier objeto se puede transformar con esta tecnología para hacer que produzca energía solar.
Uno de los muchos usos interesantes que se pueden llevar a cabo con esta tecnología es cubrir por completo el tejado de una vivienda. Y esto apenas implicaría 20 kg adicionales para el tejado de la casa. En datos de las pruebas que han llevado a cabo estiman que se pueden producir 730 W por kg. No obstante, ahora mismo tienen por delante el reto de desarrollar una capa adicional de protección que pueda mantener totalmente seguras las células fotovoltaicas, y a lo largo del tiempo, frente a agentes naturales como la humedad del propio aire.