Noruega es el ‘laboratorio europeo’ del coche eléctrico, todo un referente en cuanto a medidas para su adopción y en cuanto a la cuota de mercado de este tipo de vehículos en el país. Se ha motivado a la adquisición de coches eléctricos con la exención del pago del 25% de IVA, con aparcamiento gratis, con recargas gratis en determinados municipios, con peajes gratis e incluso con ferrys también gratis. Muchas de estas medidas se han ido eliminando poco a poco a medida que la adopción de coches eléctricos aumentaba y ahora se ha llegado a un punto crítico: cargar un coche eléctrico es más caro que llenar un depósito de gasolina de un coche térmico.
Cuando un país europeo toma medidas a favor del coche eléctrico suele mirar a Noruega, por eso en países como España vemos que se toman medidas que ya se han tomado allí con varios años de retraso. Y ahora preocupa, y mucho, el ejemplo de lo que va a ocurrir en Oslo. La prensa local ya ha alertado de que, tras la aprobación de los nuevos presupuestos, efectivamente va a resultar más caro cargar un coche eléctrico que llenar un depósito de gasolina de un coche térmico convencional. Y preocupa porque, como comentábamos, cuando en Noruega se mueve ficha con respecto al coche eléctrico, a menudo se siguen los mismos pasos en el resto de países europeos que van con algo más de retraso con respecto al coche eléctrico. Así que, efectivamente, preocupa, y mucho, que en el resto de Europa, a medida que se vaya adoptando el coche eléctrico, las ventajas se desvanezcan hasta tal punto que el mantenimiento de un coche gasolina no compense el sobreesfuerzo que resulta la compra de uno de estos vehículos. Porque, no lo olvidemos, comprar un eléctrico es bastante más caro que gastarse el dinero en un equivalente gasolina, o incluso diésel.
Qué ha pasado en Noruega y por qué el resto de Europa teme que cargar un coche eléctrico sea más caro que llenar el depósito de un gasolina
El enorme problema al que se ha enfrentado Noruega es que lo de incentivar a la adopción de esta ‘nueva tecnología’, la de los coches eléctricos, ha llevado a dejar de ingresar 1.878 millones de euros en impuestos. Por ese motivo se ha decidido que desde el próximo año 2023 todos los coches eléctricos que cuesten más de 48.000 euros, aproximadamente, vuelvan a pagar el IVA del 25%. Pero es que además, la crisis energética que azota a todos los países europeos, casi sin distinción, hacen que los sistemas de recarga pública se vean afectados directamente por el incremento de los precios igual que le ocurre a los particulares y a las empresas.
Por este motivo de la crisis energética, y teniendo en cuenta que Noruega genera un 21,7% de su electricidad con energías fósiles, el país está asumiendo un sobrecoste en el precio de la electricidad que sí o sí se tiene que repercutir a los usuarios de los coches eléctricos que utilizan sistemas de recarga pública. De hecho, las variaciones en el precio de la electricidad han sufrido tantas fluctuaciones que en Oslo se ha tenido que cambiar el precio cada mes para los sistemas de carga públicos. En España, como seguro que sabrás, también hemos visto variaciones casi constantes de los precios de las recargas para coches eléctricos de parte de los principales operadores de puntos de carga.
En España tenemos la enorme ventaja de que las horas de sol a lo largo del año son mucho mayores que en casi cualquier otro país de Europa. Es decir, que una sólida apuesta por la energía fotovoltaica nos puede llevar a disponer de mucha energía y muy económica, o incluso gratis en caso de que se haga un consumo privado. Pero de momento la adopción del coche eléctrico sigue creciendo y la explotación de esta fuente de energía es del todo insuficiente como para enfrentarse a un futuro completamente dominado por los coches eléctricos. Así que, lo queramos o no, a los españoles también nos podría afectar perfectamente esta preocupante situación por la que ya van a pasar los noruegos.
Este próximo año 2023 va a ser un año para mirar de cerca qué ocurre en Noruega porque, efectivamente, lo que allí pasa en torno al coche eléctrico poco a poco va ocurriendo en el resto de Europa. A medida que se vayan extendiendo las fuentes de energía renovables y el mix energético esté protagonizado por las mismas, los precios de la energía deberían ir recomponiéndose incluso aunque los problemas geopolíticos se mantengan vivos. Pero de momento esta situación, en la que los noruegos van a pagar más por cargar un coche eléctrico que por llenar un depósito de gasolina, nos vuelve a demostrar que la transición hacia los vehículos eléctricos no es en absoluto un camino de rosas.