Los coches eléctricos introducen importantes mejoras todos los años, pero en muchos casos no nos damos cuenta. A día de hoy dan mucha más autonomía que en sus comienzos y eso es gracias a las mejoras en la química de la batería, de la gestión energética, de la eficiencia y de los sistemas de refrigeración. No obstante, utilizan una tecnología muy parecida, o casi idéntica, desde hace ya muchos años. Sin embargo, estamos a punto de ver la llegada de dos nuevas tecnologías que van a introducir una completa revolución al vehículo eléctrico.
Esta previsto que para el año 2025 se dé el salto a los 800 V de forma generalizada. Esta es la arquitectura de sistema eléctrico que a día de hoy incorporan solo algunos pocos coches eléctricos como los Hyundai IONIQ 5 y IONIQ 6, o el Porsche Taycan. Y sin embargo, en cuestión de tres años se espera que esto sea algo generalizado. De hecho, ya se ha confirmado que la plataforma MEB+ será de 800 V. Quizá esto no vaya a ser un cambio radical para el coche eléctrico, pero implicará mucha más eficiencia y además supondrá una mejora de los tiempos de carga. En cualquier caso, es de otras dos tecnologías de las que queríamos hablarte porque verdaderamente creemos que van a transformar el coche eléctrico cuando lleguen. Y queda muy poco tiempo para que las empecemos a ver.
Baterías de estado sólido
Las baterías de estado sólido van a cambiar el coche eléctrico por completo. ¿Por qué? Porque hasta ahora, las baterías se han estado diferenciando por su cátodo, principalmente, y algunas otras por su ánodo. Es decir, por la composición química de uno de sus electrodos. Las baterías de estado sólido, sin embargo, introducen un cambio en el electrolito, que dejará de ser líquido –como en las actuales- para empezar a ser sólido y con independencia de la composición química de los electrodos. La mayoría de ellas apuestan, de momento, por el metal litio. Sin embargo, hay desarrollos con otras químicas para el cátodo.
Y la diferencia crítica en las baterías de estado sólido es que tienen una densidad energética hasta tres veces superior; es decir, que pueden tener en el mismo espacio –o volumen, más bien- el triple de energía que las actuales. Otra enorme mejora que van a introducir son cargas mucho más rápidas y un nivel de seguridad muy superior. Este tipo de nuevas baterías son mucho menos propensas a sufrir un incendio y problemas de seguridad parecidos.
Baterías de iones de sodio
Las baterías de iones de sodio, conocidas también como ‘baterías de sodio’, se basan efectivamente en sodio para su composición química y eso hacer que sean mucho más baratas incluso que las ya económicas baterías con celdas LFP. Fabricantes como CATL y BYD –los dos principales a nivel mundial- van a arrancar ya su producción masiva y, de hecho, BYD tendrá listo en 2023 su primer coche eléctrico barato utilizando esta tecnología. Para que nos hagamos una idea, se habla de que un vehículo de 300 km de autonomía y con este tipo de batería va a poder tener un precio de 8.000 euros. Es decir, que este tipo de baterías van a permitir que, por fin, lleguen los coches eléctricos realmente baratos al mercado.
Las tecnologías que van a transformar el coche eléctrico en los próximos años
Como puedes apreciar, las baterías de estado sólido están enfocadas a transformar los coches eléctricos de coste medio en adelante. Con unas prestaciones muy superiores a las que a día de hoy puede alcanzar cualquier vehículo eléctrico con las baterías de litio convencionales que se están usando. Y sin embargo, las baterías de sodio están enfocadas a hacer mucho más alcanzable para el público masivo el vehículo eléctrico. Esta segunda tecnología va a permitir reducir de manera destacable los costes de producción de los coches eléctricos.
Las baterías de iones de sodio permitirán fabricar coches eléctricos mucho más baratos. Las previsiones apuntan a que al fin, con esta tecnología, construir un vehículo eléctrico cueste lo mismo que un coche gasolina. Y esto es lo que verdaderamente va a cambiar las reglas del juego, porque será lo que permita que cualquier familia –o casi cualquiera, evidentemente- pueda tener acceso a las nuevas tecnologías de movilidad.