Como esperábamos, el binomio alemán ha presentado el Mercedes-AMG GT R con sus 585 CV de potencia como tercera opción dentro de la gama de superdeportivos, y manteniendo el mismo bloque V8 de 4.0 litros biturbo. Pero no sólo llega con más potencia, sino que se ha trabajado en el diseño de la carrocería y sobre otros aspectos mecánicos para darle a este AMG GT R un carácter único.
Los cambios de diseño tienen que ver con la estética, y por eso vemos nuevos paragolpes de corte aún más deportivo, pero en realidad todos estos cambios tienen que ver también con la aerodinámica y refrigeración. El paragolpes frontal está planteado para refrigerar mejor los frenos, y cuenta con lamas verticales automáticas para la refrigeración del motor, además de que el splitter frontal se ha rebajado en 40 mm de altura para aumentar la carga aerodinámica sobre el eje delantero. También en la parte trasera, con el difusor de fibra de carbono, se ha optimizado la carga aerodinámica en 155 kg adicionales en conjunto con el alerón.
¿Qué cambia en el Mercedes-AMG GT R?
Además de los cambios en la estética y aerodinámica, que repasábamos justo antes, también tenemos aquí 75 CV más de potencia con un par máximo que crece hasta los 700 Nm y se entrega desde las 1.900 rpm hasta las 5.500 rpm. El V8 4.0 biturbo lleva asociada una transmisión AMG SPEEDSHIFT DCT 7, automática con siete velocidades y doble embrague. Así, los consumos oscilan 11,4 l/100 km según homologación, alcanza el 0 a 100 km/h en 3,6 segundos y su velocidad punta es de 318 km/h.
Todo esto acompañado de una suspensión coilover gestionada por el sistema adaptativo AMG Ride Control y con modos Comfort, Sport y Sport Plus. Por otro lado, cuenta con ruedas traseras direccionables con un giro de 1,5 grados para mejorar el comportamiento en curva. En definitiva, son grandes las diferencias con respecto al Mercedes-AMG GT S.