Se acabó. En agosto de 2018, después de haber tenido un coche usado en propiedad, decidí apostar por el renting por un período de 36 meses y con 15.000 kilómetros anuales contratados. Tenía motivos para hacerlo y te voy a contar cuáles fueron. Pero también, que es lo que he aprendido después de tres años con un renting.
Por qué decidí contratar un renting en lugar de comprar un coche nuevo (o de segunda mano)
En agosto de 2018 estaba soltero y en una situación económica correcta, pero con muchas incertidumbres sobre mi futuro. Tenía proyectos personales en desarrollo –como esta página web y el canal de YouTube TestCoches– y mi empleo principal, aunque me garantizaba unos ingresos regulares, no me terminaba de convencer por muchos motivos. Además, tenía importantes incertidumbres de cara al futuro sobre mi soltería. Quizá próximamente tuviera pareja, quizá un hijo, quién sabe.
El renting podía aportarme un tiempo de margen. Es decir, que durante ese plazo de 36 meses pudiera disponer de un coche, cualquiera, que pudiera satisfacer la necesidad de moverme de un lado a otro sin problemas. Y además, tener un gasto controlado. Una cuota mensual no económica, pero fija. Daría igual si el coche estaba bien o se rompía el motor por completo, porque iba a estar tres años pagando exactamente lo mismo.
El renting no es barato, pero no tiene sorpresas en los gastos de mantenimiento, en averías, en reparaciones. En nada. Eso me interesaba en ese momento, y también para los tres años siguientes. Pero además, no sabía si en tres años necesitaría un coche para mí solo, o si mi vida cambiaría y el coche que me haría falta pudiera ser para una familia completa. Y el último factor clave fue que ya teníamos la incertidumbre legal. Que si las etiquetas de la DGT, que si el paso hacia el coche eléctrico…
Ya en aquel momento, hace tres años, no sabíamos si debíamos comprarnos un coche diésel, un gasolina, un micro híbrido, un híbrido o un eléctrico puro. No era un buen momento para tomar una decisión de este tipo, así que también por este motivo me interesaba lanzarme a un renting. Y con todo esto, efectivamente, así lo hice: contraté un renting por tres años y 15.000 kilómetros anuales, un total de 45.000 kilómetros.
Era conveniente decantarme por un renting también porque, como autónomo, iba a poder desgravar el gasto. A nivel fiscal, el renting es una opción muy conveniente para los autónomos y para las PYMES. Y, sin embargo, esta ventaja no es interesante para particulares que trabajen por cuenta ajena.
Elegir una buena empresa de renting es crítico para tener una buena experiencia
No solo es importante tener bien claro qué incluye el renting de forma genérica, sino revisar en profundidad el contrato de renting que te propone cada empresa. Cuáles son las garantías y limitaciones, y cuáles son las condiciones específicas de este contrato que, en realidad, no deja de ser un contrato de alquiler de un coche, pero de larga duración. Y en todo esto, efectivamente, es una parte crítica asegurarse de contratar el renting con una empresa de referencia.
Incluso para el mismo modelo de coche, y para las mismas condiciones de renting, hay algunas empresas que tienen cuotas más altas que otras. Averigua por qué es, porque quizá haya una que preste mejor servicio que otra o, sencillamente, tenga una mejor atención al cliente. Hay pequeños detalles que son de vital importancia como, por ejemplo, el servicio de recogida y devolución del coche, o como la red de talleres asociados a la compañía de renting, que son los que te permitirán hacer el mantenimiento del coche con la mayor comodidad posible.
Después de tres años de renting, yo no volvería a contratarlo pero sí lo recomendaría
Me ha quedad claro que no volvería a contratar un renting, pero sí es una modalidad que recomendaría a otras personas. Después de estos tres años con un coche de renting me he dado cuenta de que sigo teniendo las mismas dudas que cuando lo contraté, pero no tengo ningún ‘valor’, ningún bien que haya adquirido y que me dé ahora la flexibilidad, por ejemplo, de venderlo y meterme en otro bien que me convenga más según mis circunstancias actuales.
El renting, en el momento en el que lo contraté, efectivamente era la opción idónea para mis circunstancias. Si se me volviera a plantear un ‘contexto vital’ como el de aquel momento, volvería a coger el renting. Sin embargo, tal y como ha evolucionado la vida, ya no me encaja en absoluto esa solución. He preferido, una vez que ha terminado, meterme en la compra de un coche.
Así que todo esto significa que considero que el renting depende de la persona y de su momento. Puede ser una excelente solución para quienes quieran desgravar, por ejemplo, o busquen flexibilidad, o estén en un momento en el que prefieran tener estabilidad en determinados gastos. Es decir, que el renting tiene una amplia cantidad de ventajas, pero que pueden no compensarle a muchos conductores. Es mi caso ahora mismo.