Si se rompe la correa de distribución de tu coche, se pierde la sincronización entre los pistones y el árbol de levas, los pistones golpearán en las válvulas y causarán graves daños en las mismas, así como en los propios pistones –por el impacto- y se podría llegar a dañar incluso la culata. Es decir, que el hecho de que se rompa la correa de distribución significa una enorme avería en el motor del coche, tanto que tu vehículo podría tener que acabar en el desguace por el enorme coste que supone la reparación.
La correa de distribución de tu coche es una polea fabricada en caucho, con refuerzo de polímeros y refuerzos estructurales metálicos. Tiene esta singular composición, y un gran grosor, porque tiene que resistir al giro a millones a gran velocidad y millones de veces. Este componente del motor del coche está vinculado a otras poleas y engranajes y tiene que soportar elevadas temperaturas propias del motor del vehículo y una elevada tensión. Es decir, que es una pieza de gran resistencia, pero que sufre desgaste progresivo y tiene que ser sustituida cuando pasan una determinada cantidad de kilómetros.
Es mejor prevenir que curar
Es importante cambiar la correa de distribución cuando corresponde porque este componente es el que se encarga de que el árbol de levas y los pistones del coche tengan un movimiento sincronizado. El motor de nuestro vehículo puede ser de interferencia o puede ser de no interferencia. Si es un motor de no interferencia, esto quiere decir que el pistón no ocupa la posición de las válvulas en su posición más elevada; y por lo tanto, aunque se perdiera la sincronización de la que hablábamos, el pistón nunca podría llegar a impactar contra las válvulas. Sin embargo, la mayoría de los motores modernos son de interferencia.
En el caso de un motor de interferencia, al contrario de lo que explicábamos antes, el pistón ocupa el lugar de las válvulas en su posición más alta. Por eso, si se rompe la correa de distribución y se pierde la sincronización entre los pistones y el árbol de levas, estos pistones impactarían contra las válvulas llegando a romperlas o a doblarlas. En algunos casos más extremos, como comentábamos antes, y en función del régimen de giro en el que se encuentre el motor en el momento de la rotura, los pistones podrían llegar a impactar contra la culata con la suficiente fuerza como para también provocar daños.
Así que, como hemos venido viendo, lo más normal sería que tu coche tenga un motor de interferencia. Y en tanto que es así, es muy importante hacerle a la correa de distribución el mantenimiento correcto para evitar que se pueda romper. Aunque se trate de un elemento del motor que tiene una enorme resistencia, si no se atiende al mantenimiento periódico sí que se podría llegar a romper mientras estamos conduciendo. Y si ocurre esto, ten seguro que los daños en el motor van a ser tan grandes que quizá ni siquiera merezca la pena reparar el coche.