El motor de un coche tiene un régimen de funcionamiento concreto y ya sabemos que es malo llevar el coche poco revolucionado de forma constante. Pero ¿qué hay de lo contrario? Es decir ¿es malo llevar el coche al corte?
En el cuadro de instrumentos de tu coche habrás visto que, en el cuenta revoluciones, hay una zona roja. Esta zona está en rojo, precisamente, porque no se recomienda alcanzar ese régimen de revoluciones. Y está marcado así porque, hasta la llegada de los sistemas de inyección electrónica, podíamos estirar el motor casi ‘hasta el infinito’. Ahora, sin embargo, existe lo que se denomina corte de inyección. De ahí lo de ‘llevar el coche al corte’.
Sí, es malo llevar el coche al corte
El motor de un vehículo está diseñado para funcionar a un rango de vueltas determinado y, por encima del mismo, el estrés al que se somete a las piezas móviles es excesivo. La mayoría de los coches modernos, con sistema de inyección electrónica, tienen una limitación en el régimen de revoluciones que impide sobrepasarlo. Sencillamente, llegados a cierto régimen de vueltas, se deja de inyectar gasolina –o gasoil- en el motor, y de este modo se evita el riesgo de avería que existe.
Pero hay una forma de llevar el coche al corte, que es reducir de marcha cuando no corresponde. Y si hacemos esto, o llegamos al corte de manera recurrente, por cualquier otro método, por el estrés de las piezas móviles del motor acabaremos causando averías mecánicas importantes. Son muchos los problemas que le podemos causar al motor, más allá de incrementar de forma notable el consumo de carburante porque, por encima del régimen de revoluciones recomendado, el motor no es eficiente.
Por lo tanto, sí, es malo llevar el coche al corte y, aunque los fabricantes introducen sistemas de seguridad para evitar que lo hagamos, podemos conseguirlo si así nos lo hemos propuesto. Por lo tanto, a toda costa deberíamos evitar llevar el motor excesivamente revolucionado. Si forzamos al motor, de esta o de cualquier forma, y lo hacemos de forma recurrente, podemos tener problemas hasta el punto de que haya que sustituir componentes realmente caros del motor de nuestro vehículo.
Por exceso de estrés o esfuerzo en el motor, por el hecho de llevarlo a un régimen de revoluciones excesivamente elevado, lo más habitual es que se acabe degradando la junta de la culata.