Llevamos unos cuantos años que las ventas de vehículos diésel no paran de crecer. Actualmente suponen más del 65% de las matriculaciones de coches nuevos. Pero lo que no está del todo claro es si a todos los conductores les merece la pena diésel o gasolina. El conductor español realiza de media 12.000 kilómetros anuales, y con esta cifra podemos afirmar con rotundidad que un diésel no es muy interesante. Pero hay otras cuestiones a analizar a la hora de elegir entre gasolina y diésel.
¿Cuándo me puede interesar un diésel?
Podemos decir que un diésel puede ser una compra interesante si recorremos al cabo del año más de 20.000 kilómetros. Entre 15 y 20.000 podemos dudar y decantarnos por una u otra opción dependiendo del tipo de coche que queramos comprar (por ejemplo si es un SUV el ahorro con el diésel será más evidente), por debajo de 15.000 kilómetros anuales nuestra opción será siempre mejor la gasolina.
Desventajas del diésel
A las puertas de la entrada en vigor de la nueva normativa anticontaminante Euro 6c los motores diesel tienen cada vez más difícil cumplir con los parámetros de contaminación. Eso unido a que ya hay grandes ciudades que han anunciado el veto a la circulación, al menos en el centro, de este tipo de motores (Paris ya lo tiene previsto para 2020). Otro aspecto a tener en cuenta es el de los impuestos, siendo cada vez más marcada la idea de que pague más quien más contamine.
Pero no acaban ahí los problemas de los diésel. La gran ventaja que tenían este tipo de vehículos hace algunos años era la diferencia de precio del combustible con respecto a la gasolina. Hoy en día esa ventaja es inexistente, siendo el precio de ambos combustibles es muy parejo. Además de todo esto el mantenimiento de un coche diésel es más costoso, siendo de media, unos 650 euros más al año que un coche similar de gasolina. Por supuesto, el precio de compra es superior, costando unos 2000 euros más la adquisición del diésel. Incluso el seguro es más caro en un diésel que en un gasolina.
Pero además de todas estas desventajas que podemos tener con un coche diésel, y que solo serán compensadas económicamente si realizamos una cantidad de kilómetros anuales superior a los 20.000, podemos decir que nunca podrán igualar la suavidad de un motor de gasolina. Es verdad que los motores diésel han evolucionado hasta límites que hace algunos años nadie podía imaginar, pero siguen sin llegar a la suavidad y confort de marcha de un gasolina. Si además nos gusta practicar una conducción deportiva, el gasolina nos dará muchas más alegrías. Hoy en día existen modelos híbridos que consiguen unos consumos muy parecidos a los diésel, y pudiendo disfrutar de un motor de gasolina cuando la situación lo requiera.