La carbonilla, en el motor de un coche, es la suciedad de los residuos de la combustión que se adhiere a los conductos internos. Esto provoca que el consumo aumente, que se acelere el desgaste y que se incrementen las emisiones contaminantes. En definitiva, la carbonilla hace que perdamos rendimiento y aumenta el riesgo de averías. Existe un proceso, que se llama descarbonización del motor, que consiste en eliminar estos residuos. Pero ¿funciona realmente?
La descarbonización del motor, que no es más que una limpieza de carbonilla, se puede hacer de dos maneras. Bien con el uso de aditivos limpiadores y desincrustantes, que se pueden añadir al combustible, o bien con el uso de orto-oxihidrógeno puro en el sistema de admisión de aire. Son métodos distintos y que también tienen resultados diferentes, mediante aditivos podemos hacerlo nosotros mismos con productos como los limpia inyectores, pero la descarbonización con orto-oxihidrógeno puro la tendremos que hacer en un taller especializado. Ahora bien, este segundo método solo requiere de apenas treinta minutos y el aditivo no terminará de hacer su función hasta que no hayamos consumido por completo el depósito de combustible.
Sí que mejora el rendimiento
En vehículos con kilómetros, que tengan ya un cierto uso, la descarbonización del motor va a ayudar a limpiar todo el sistema de alimentación de combustible del depósito, pero además también favorecerá que todas las partes del motor por donde pasa el carburante estén más limpias, sin residuos propios de la combustión. Esto, de hecho, también aplica a componentes relacionados con el sistema de escape, que van a verse afectados de manera positiva.
Este proceso puede ayudar a reducir el consumo, a eliminar los olores extraños del escape, a hacer que el humo deje de salir de color negro –o gris, o blanco, entre otros colores- y, sobre todo, una descarbonización es muy probable que ayude a que el rendimiento del coche vuelva a ser el que debería. El uso de orto-oxihidrógeno es una limpieza pirolítica, de tal modo que los riesgos para la mecánica de nuestro coche son prácticamente inexistentes para componentes como las válvulas o las paredes del cilindro, y todos los demás componentes mecánicos.
¿Cada cuánto se debería hacer?
Lo más recomendable es hacerla de forma periódica, cada 40.000 ó 50.000 kilómetros, de tal modo que los sedimentos de carbonilla no lleguen a ser excesivos. En cualquier caso, si hacemos un uso excesivo del coche en ámbito urbano –es decir, por la ciudad-, quizá sea recomendable no esperar tantos kilómetros para hacerlo. Si hiciéramos la descarbonización con un kilometraje muy superior a este, los riesgos sí que son algo mayores porque los sedimentos de carbonilla son más grandes.
Es importante que la descarbonización se haga siguiendo un proceso pirolítico. De este modo, la carbonilla del motor no va a desprenderse de donde está instalada, sino que directamente se va a incinerar sin dejar restos que puedan provocar algún tipo de avería. Con los primeros quince minutos haciendo la mezcla enriquecida, en este proceso de descarbonización, ya es muy posible que empecemos a notar los efectos positivos en la mecánica de nuestro coche.