Durante una semana hemos estado conduciendo el Opel Mokka 1.6 CDTI 136 cv, un SUV compacto que por su aspecto no promete ser muy campero. La versión que hemos probado ofrece tracción a las cuatro ruedas, un punto que juega muy a favor de este modelo para movernos en todo tipo de terreno. Esta es nuestra opinión tras haber probado el pequeño SUV de Opel.
La primera sensación, nada más subir en el Opel Mokka, es de que estamos ante un SUV de gran altura. En realidad no es así, y aunque tenemos una buena altura libre, lo cierto es que el ángulo de batalla del Opel Mokka demuestra que estamos ante un modelo diseñado, principalmente, para circular por carretera. Un puesto de conducción realmente cómodo, con un asiento regulable en todo lo que podamos imaginar, desde la altura y la inclinación hasta la presión sobre los riñones. Y lo mejor de todo, asientos calefactables con tres niveles de temperatura.
Inevitablemente, lo que más llama la atención nada más montar en el Opel Mokka es el amplio cuadro de botones que protagoniza la consola central. Para todo hay un botón, en lugar de contar con la pantalla que, en este caso, no es táctil. Puede parecer engorroso tener una botonera tan amplia, pero lo cierto es que tras diez minutos con él acabas por familiarizarte con este control, y no significa ningún contratiempo. Y algo que sí hay que destacar de forma muy positiva es la cantidad de información sobre el vehículo que podemos encontrar en el sistema de abordo, en el puesto de conducción, que nos señala cada cambio en la configuración y nos dice incluso la presión de los neumáticos en tiempo real. Si hay algo que penaliza a este interior es, quizá, la dureza de los asientos, porque la calidad de los materiales es excepcional.
Concluyendo con el interior, sorprende lo bien aprovechado que está este pequeño SUV, con un amplio espacio disponible para conductor y pasajero y suficiente espacio para las plazas traseras, que están orientadas a dar hueco a dos adultos sin problema alguno para hacer cómodos viajes de larga distancia. En el maletero, con una perfecta boca de carga al mismo nivel que el ‘cajón’, contamos con una distribución perfectamente rectangular que favorece la carga de bultos sin problema alguno, y con espacio para todo lo que queramos llevar de viaje.
Millones de ajustes en el Opel Mokka, tu Opel Mokka
Cuando te sientas en un coche que no es el tuyo, o que acabas de comprar, en ocasiones es algo complicado dejarlo exactamente según tus gustos. Aquí tienes un climatizador bizona para olvidarte de la temperatura de tu acompañante y estar como tú quieres, un ajuste del asiento que te permite gradura incluso la inclinación de la parte inferior, o su longitud, desplegando una pequeña pieza. Además, tienes asientos calefactables de tres niveles de temperatura que funcionan de forma independiente y un volante calefactable que, creedme, se agradece cuando hace frío.
Los sistemas tecnológicos de asistencia en la conducción pasan por la posibilidad de señalar cuando nos aproximamos demasiado al coche que circula delante, activar o desactivar los sensores de aparcamiento sonoros, o habilitar la alarma de cambio de carril. En el caso de la alerta de cambio involuntario de carril, lo cierto es que el pitido es en ocasiones algo bajo, y llega demasiado tarde, cuando ya nos hemos ‘pasado de la línea’. Otro punto a favor del Opel Mokka, sin duda, es la cámara trasera de aparcamiento, que marca el trazado según la colocación de la dirección.
Un coche suave, a todos los niveles, para disfrutar conduciendo
Fuera de la carretera, el Opel Mokka no destaca. Pero tampoco está diseñado para ello. Tenemos tracción a las cuatro ruedas, y un ajuste para regular la velocidad en el descenso los pendientes. De ahí en adelante, olvídate. Ahora bien, por carretera disfrutamos de un coche realmente suave con consumos muy reducidos. En uso urbano, el Opel Mokka no supera los 6,5 litros a los cien. Y por autopista, los consumos se reducen hasta los 4,7 litros a los cien. Sin duda, un dato a tener en cuenta si recordamos que estamos llevando la potencia del motor a las cuatro ruedas.
La palanca de cambios, para variar entre sus seis velocidades, es suave y de corto recorrido, lo que nos hace olvidar que estamos en un SUV compacto. La respuesta del motor es excelente a todos los niveles, siempre y cuando el conductor sepa mantenerlo por encima de las 2.000 vueltas, que es donde el Opel Mokka lo da todo de sí mismo y casi hasta llegar a la ‘zona roja’.
En cuanto a la suspensión, inevitablemente muestra el comportamiento dinámico de un SUV con algunos balanceos cuando vamos por encima de la velocidad para la que está diseñado. Sin embargo, es más la sensación que percibe el conductor, puesto que realmente le cuesta una barbaridad perder la adherencia gracias a su tracción total. A pesar del balanceo, realmente sorprende cómo es capaz de entrar en las curvas este pequeño SUV.
Lo mejor y lo peor del Opel Mokka
Después de haber pasado una semana con él, lo cierto es que nos hemos quedado más que satisfechos con todo su despliegue electrónico, y especialmente con aspectos muy cómodos como la cámara de aparcamiento trasera o el completo control automático de luces, incluso las de larga distancia. Sin duda, el volante calefactable es mucho más útil de lo que pueda parecer a priori, y estamos ante un coche con el que realmente se disfruta de una conducción muy eficiente, a pesar de su tracción total. Y esta, la tracción total, es la que permite mantener siempre una adherencia óptima, a pesar de una suspensión algo blanda, muy propia de los coches de su categoría.
En cuanto a los puntos donde se podría criticar al Opel Mokka, parece que la sexta marcha es el talón de Aquiles de un motor que apenas puede aprovecharla. Si bien es cierto que en largas distancias puede ayudar a reducir consumos, la mayor parte del tiempo vamos a utilizar el coche como si esta no existiera. Y algo que sorprende es que, con tanta tecnología con que cuenta este modelo, se mantiene una llave convencional que tenemos que insertar en el contacto, además de que los retrovisores no se pliegan con el cierre centralizado.