Euro 7 está todavía pendiente de publicación, pero será la próxima normativa europea que establecerá los límites de emisiones para los fabricantes de automóviles. Y sí, por supuesto que será más restrictiva que la norma EUro 6d que es la que se aplica en la actualidad. Sin embargo, esta norma, que es la mayor amenaza para los motores diésel, no será tan exigente como estaba previsto que fuera. Lo ha confirmado Politico, que ha tenido acceso al borrador del proyecto de ley de la Comisión Europea, y además ha avanzado algunos detalles clave al respecto.
En un principio, Euro 7 iba a ser la sentencia –casi- de muerte para los motores diésel. Pero ahora la cosa ha cambiado, como detallaremos a continuación según la información avanzada por este diario tras haber podido acceder al borrador. El nuevo reglamento que aplicará en Europa, y afectará directamente a los fabricantes de automóviles, se hará público el 9 de noviembre. En un principio estaba previsto que se exigiera una reducción del 50% en las emisiones máximas de óxidos de nitrógeno para los coches diésel, mientras que para los gasolina estaba prevista una reducción del 40%. Es decir, que la norma iba a ser bastante más agresiva con los motores diésel que con los gasolina, de modo que iba a suponer enormes complicaciones para la viabilidad futura de este tipo de mecánicas. ¿Por qué? Porque, salvo en coches pequeños, se iba a hacer necesario el uso de grandes catalizadores mucho más costosos.
Europa ha reculado con Euro 7, así que los coches con motor diésel podrán aguantar algunos años más entre nosotros
Pero finalmente, según esta información avanzada a través del borrador de la normativa, Euro 7 establecerá exactamente los mismos niveles para los gasolina que la norma Euro 6d actual. En lo relativo a las emisiones de los motores, lo único que se va a hacer es equiparar los valores del diésel a los de los gasolina. Es decir, que de los 80 mg/km de óxidos de nitrógeno para motores diésel, se pasará a 60 mg/km, que es el valor que ahora mismo se establece para los gasolina. Y efectivamente, las exigencias para los motores gasolina se van a mantener exactamente igual. Entonces ¿qué es lo que va a cambiar, más allá de una leve reducción de emisiones para los diésel?
En este borrador, explican, también se han introducido algunas leves mejoras relacionadas con los límites de las emisiones de partículas derivadas de la fricción de los neumáticos y los frenos. Así que, efectivamente, finalmente la Comisión Europea parece haber dado marcha atrás en sus intenciones atendiendo a las exigencias del sector del automóvil y a la situación por la que está pasando todo el mercado europeo. Y esta norma debería estar en marcha para el año 2027 o, como muy tarde, para el año 2028.
En definitiva, todo esto quiere decir que la transición hacia el coche eléctrico se va a seguir llevando a cabo en el mercado europeo y con la misma fecha límite de 2035, pero con un proceso mucho más relajado. Estaba previsto que por las exigencias en Europa los fabricantes tuvieran que abandonar los diésel y gasolina de forma prematura, porque se iba a encarecer la producción de este tipo de motores y eso iba a repercutir muy gravemente en los precios finales. Pero con este giro que han dado los legisladores europeos, no solo se van a mantener los coches gasolina por algunos años más, sino que también los diésel se seguirán vendiendo durante los próximos años.
Este giro es un movimiento realmente relevante en un contexto en el que el sector del automóvil se ha visto golpeado por la inflación, la crisis de suministros y los efectos de la pandemia sanitaria. Hay muchos factores que han dificultado la comercialización de coches nuevos, y las familias están teniendo serias dificultades para enfrentar la compra de un vehículo. La medida debería ayudar a que los precios de los coches nuevos dejen de crecer a un ritmo tan preocupante como lo estaban haciendo. Dará margen para que el proceso de electrificación sea más pausado y más económico para el sector y para los conductores.