A estas alturas a nadie le queda la menor duda de que las baterías de estado sólido son el futuro del coche eléctrico, y además parece que llegarán incluso antes de lo previsto. Pero igual que ocurre con las actuales baterías de litio, que las hay con químicas LFP, NCM e incluso algunas otras menos extendidas, entre las baterías de estado sólido también hay diseños y químicas distintas. Pues bien, la batería de electrolito sólido en la que trabaja BTRY, una filial de EMPA, ya está dando unos resultados increíbles, de lo más prometedor que se ha visto hasta la fecha para el futuro del coche eléctrico.
La clave en esta revolucionaria batería de estado sólido está en que es una batería de película fina. Según los datos que han facilitado de momento, estas baterías se pueden cargar en un minuto, tienen además una sorprendente capaidad de descarga también, duran unas diez veces más que las actuales baterías de iones de litio y son insensibles a la temperatura y sus fluctuaciones. A esto hay que sumarle que no son inflamables, así que su utilización en coches eléctricos es mucho más segura. Para que nos hagamos una idea, son tan seguras que si se cortan con tijeras, sencillamente se consiguen dos baterías que son, cada una de ellas, la mitad de buenas. Pero no se incendian, ni explotan, ni absolutamente nada, como le ocurriría a una de las actuales.
Así es la revolucionaria batería de electrolito sólido de película fina de BTRY, una promesa para el coche eléctrico del futuro
Detrás del desarrollo de esta prometedora batería para coches eléctricos, y con otras aplicaciones posibles, está el director del laboratorio Yaroslav Romanyuk. Él, y directivos detrás de esta start up, han explicado que las baterías de película fina en realidad no son algo nuevo como tal, sino que se conocen desde los años 80. Pero claro, ahora se ha combinado con el electrolito sólido y se está empezando a lograr un enorme avance en sus capacidades gracias al apilamiento de celdas de película delgada una encima de otra.
Antes, el problema que tenían estas baterías es que sus componentes tienen una masa muy delgada. Las celdas enteras solo tienen unos pocos micrómetros de espesor, y no tenían capacidad de almacenar grandes cantidades de energía. Con este gran avance del que hablamos, ahora sí, se plantea la posibilidad de que en el futuro se puedan usar en coches eléctricos y casi en cualquier dispositivo electrónico. Y uno de los puntos que más llaman la atención es la tecnología de fabricación en la que están trabajando, con un altísimo nivel de precisión.
Explican que los materiales para la fabricación de las celdas se atomizan en una cámara de vacío para formar átomos individuales, y que se depositan en capas controladas con precisión sobre el sustrato objetivo. En realidad se trata de un proceso de producción que ya se usa a gran escala, por ejemplo, en la fabricación de semiconductores y también en revestimientos de vidrio. Y esto, detalla, supone una importante ventaja porque se trata de máquinas, conocimientos y tecnologías que ya están disponibles para poder fabricar también este novedoso tipo de baterías. Además, es un método de producción que no requiere de disolventes tóxicos.
Ahora bien, igual que este proceso de producción presenta algunas ventajas clave, también tiene un inconveniente: esto hace que sean más caras. De hecho, este aspecto es precisamente el que podría limitar la llegada de este tipo de baterías a los coches eléctricos. Son baterías que, por lo menos a día de hoy, resultan muy caras. Quién sabe si a medida que avance su investigación y desarrollo, y se pueda diseñar una economía de escala, se pudiera rebajar lo suficiente su precio como para que sean totalmente válidas para coches eléctricos. Al menos, aunque sea, para coches eléctricos de gama alta.