La transición hacia el coche eléctrico es necesaria, inevitable y conveniente en muchos aspectos. Pero también está trayendo consigo algunos problemas. Y desde el banco suizo Julius Baer ya están avisando del riesgo para el cobre. Este riesgo no solo está motivado por los coches eléctricos de forma directa, sino también indirecta y por la evolución de la energía en favor de las fuentes renovables. Se trata de un metal que desempeña un papel clave en el vehículo eléctrico y ya alertan de que podría superar los 10.000 dólares por tonelada próximamente.
El cobre es imprescindible para el desarrollo del coche eléctrico por su papel no solo en la fabricación de baterías y motores para este tipo de vehículos, sino también por la producción de equipos de carga para los mismos. Pero es que además es necesario para la conexión de los coches eléctricos a la red de carga. Y esta progresiva adopción del coche eléctrico, y otros vehículos de movilidad personal alimentados también por electricidad, está llevando a un notable aumento de la demanda de cobre. Ya hay ocurrido con el litio, con el níquel, con el manganeso y con otros materiales, y el cobre se espera que sea el próximo que suba de precio fuertemente. A día de hoy ronda los 8.300 dólares por tonelada, pero es espera que alcance una cotización mucho más alta.

Miedo en torno al cobre porque su precio podría crecer fuertemente a medida que se desarrolla el coche eléctrico y aumenta su adopción
Ahora mismo está en torno a un 14% más barato que hace un año. Y durante el pasado mes de marzo, sin embargo, alcanzó su máximo llegando hasta los 10.845 dólares. Poco tiempo después, en el mes de julio, el precio descendió fuertemente hasta los 6.995 dólares. Está pasando por fuertes variaciones, pero ya hay quienes vaticinan que se va a establecer en precios muy superiores. ¿Por qué? Porque ya hay previsiones de que la oferta sea estructuralmente inferior a la demanda hasta la década de 2030.
Este banco suizo adelanta que durante las próximas dos décadas la demanda de cobre va a venir determinada por la transición energética y también por el mercado chino. En China, la ralentización de la urbanización, por haber llegado a un punto de inflexión demográfico, económico y político va a decelerar fuertemente la demanda de este metal. Y esto, además de la transición hacia el coche eléctrico y las energías renovables a nivel internacional, va a producir una notable evolución del precio del cobre para la que ya se están lanzando avisos.

Las estimaciones del banco suizo apuntan a que en el año 2040 en torno al 85% de los coches vendidos serán eléctricos. Este tipo de vehículos utilizan, de media, hasta 35 kg más de cobre que un vehículo con motor térmico convencional. Ahora mismo se están consumiendo 0,5 millones de toneladas de cobre y, sin embargo, la industria va a tener que evolucionar rápidamente para enfrentarse a un consumo previsto de 4 millones de toneladas en 2040.
Por estos motivos es por los que el banco suizo al que hacíamos referencia, además de otros agentes relevantes, ya han pronosticado que los precios del cobre subirán fuertemente a lo largo de los próximos años. Y del mismo modo que la subida de precios del litio ha afectado, y mucho, al precio de los coches eléctricos, esta previsión de aumento de precio del cobre también podría repercutir a los nuevos vehículos. Ahora bien, a los que seguro les repercutiría en mayor medida es a los cables de carga y todo el equipamiento e instalaciones relacionadas con la carga de coches eléctricos.

