El coche eléctrico tiene el objetivo de reducir las emisiones contaminantes, pero ya sabemos de sobra que las baterías de este tipo de vehículos, en realidad, también contaminan. Pero han encontrado una posibilidad mucho mejor que las actuales baterías de iones de litio que podría ser la solución: a partir del caparazón del cangrejo se pueden crear un nuevo tipo de batería con una vida útil de más de 1.000 ciclos y que además es biodegradable, se descompone en tan solo 5 meses.
Científicos de la Universidad de Maryland han creado una batería de zinc, pero con un electrolito biodegradable que se fabrica partiendo sobre la base de los caparazones de cangrejos. Curioso ¿verdad? La clave está en que de estos caparazones se puede extraer quitina, a partir de la cual se crea quitosano. Y con este material se crea un electrolito de gel. En lugar de utilizar un electrolito de polipropileno y policarbonato, que son materiales muy extendidos en la fabricación de separadores para baterías de iones de litio, se utiliza un electrolito de gel a partir de material biológico. Y esto, evidentemente, es una solución interesante frente a la fabricación de baterías con materiales raros, tóxicos y, de una manera u otra, perjudiciales para el medio ambiente.
Una batería con base biológica: a partir de los caparazones de los cangrejos, y con una vida útil excelente
En la mayoría de las baterías actuales se utiliza un electrolito que es inflamable o es corrosivo. Este componentes es fundamental para el transporte de los iones entre el cátodo y el ánodo, forma parte de la estructura básica de una celda de batería. Este tipo de batería, a partir de cangrejos, podría utilizarse tanto para vehículos eléctricos –bicicletas, motos y coches eléctricos- como también para el almacenamiento a gran escala a partir de fuentes eólicas y solares. Sencillamente se basa en un electrolito de gel a partir de material biológico, que es el quitosano.
Y sí, lo cierto es que la fuente más abundante de quitosano son los exoesqueletos de crustáceos, entre los que están los caparazones de los cangrejos; sin embargo, también los camarones y las langostas tienen este material. En definitiva, es algo que ‘se puede encontrar fácilmente en los desechos de los mariscos’, como han explicado desde el grupo de investigación. Y esto trae consigo muchas ventajas, una de ellas es que el hecho de usar un electrolito biodegradable significa que los microbios podrían descomponer en torno a dos tercios de la batería y el electrolito basado en quitosano se podría descomponer en 5 meses por completo.
Y el otro punto clave en esta batería es que la parte metálica está compuesta por zinc, un ‘material más abundante en la corteza terrestre que el litio’, que como seguro que sabrás es lo que se utiliza en las baterías actuales para coches eléctricos. Por norma general, las baterías de zinc que están correctamente desarrolladas son perfectamente seguras y mucho más baratas. En el caso de esta batería de zinc y quitosano, la eficiencia energética se mantiene en el 99,7% después de 1.000 ciclos completos de carga y descarga.
Esto significa que no solo es una batería más ecológica que las actuales de iones de litio, sino que también tiene una vida útil más amplia que las que se están utilizando en la actualidad en coches eléctricos. Desde el grupo de investigación, no obstante, han aclarado que su trabajo está centrado ahora en hacer que toda la batería, al completo, sea biodegradable. Es decir, que aunque el zinc es una buena opción, quieren deshacerse de este material y hacer que sus baterías sean ecológicas al cien por cien.