Aunque su nombre es bomba de calor, por supuesto que no explota y además de calor también puede generar frío. Antes del coche eléctrico no habíamos oído hablar de este componente porque en los coches térmicos no se usaba. Es un componente crítico que forma parte de la climatización de los vehículos eléctricos –no de todos, algunos usan un sistema de resistencias- y que destaca por ofrecer un nivel de eficiencia energética extraordinario. Y cuidado, porque no sirve solo para climatizar el habitáculo sino que además también permite la adecuada climatización del paquete de baterías.
El sistema de bomba de calor de un coche eléctrico es una tecnología de climatización que se basa en termodinámica. Funciona transportando la energía en forma de calor de un ambiente a otro. El proceso se basa en la aerotermia y se genera a través del cambio de estado de un fluido refrigerante en el vehículo. Cuando se cambia de líquido a gas absorbe calor y, de ese modo, enfría. Sin embargo, cuando pasa de gas a líquido lo que hace es ceder calor y, por tanto, calienta. Y la forma de conseguir esto es a través de un compresor, que es el que permite variar las presiones a lo largo del sistema o circuito de refrigeración para variar las temperaturas de evaporación y condensación.
La bomba de calor en un coche eléctrico es el sistema más eficiente de climatización, enfría y calienta gastando poca energía eléctrica
Aunque la bomba de calor puede ser distinta en un coche eléctrico y otro, en esencia se componen de un compresor, un evaporador y un condensador, además de evidentemente un circuito de refrigeración y un líquido refrigerante. Este sistema coge el calor del propio coche, tanto del habitáculo como de los sistemas eléctricos, y lo convierte en más calor o lo convierte en frío según lo que seleccione el conductor en el sistema de climatización del propio vehículo. Pero es que además este frío o calor no solo se libera al habitáculo, para el confort de los ocupantes, sino que además se encarga de climatizar la batería a la temperatura adecuada.
Y la climatización de la batería es algo crítico. ¿Por qué? Porque las celdas de los coches eléctricos funcionan de una forma más eficiente cuando las temperaturas no son excesivamente bajas y además la carga rápida puede alcanzar niveles de potencia superiores cuando no se alcanzan temperaturas excesivamente altas. Es de sobra sabido que las temperaturas demasiado altas favorecen la degradación prematura de las celdas, que en definitiva se traduce en una progresiva pérdida de autonomía.
En muchos coches eléctricos el sistema de bomba de calor se puede instalar, sí, pero como parte de acabados más altos de la gama o como equipamiento opcional. Y es importante contar con esta tecnología porque es la más eficiente. Si contamos con un sistema de bomba de calor en nuestro coche eléctrico nos aseguraremos de que conseguimos más autonomía que con el sistema alternativo de climatización, que es un sistema de resistencias. En otros, sin embargo, esta tecnología forma parte del equipamiento incluido de serie.
Mucha gente cree que la bomba de calor solo puede calentar el habitáculo, por su nombre, pero la realidad es que es un sistema de climatización que calienta y también enfría. Ya se estaba utilizando en viviendas, y es de sobra conocido que consume mucha menos electricidad que otras tecnologías alternativas, pero con la llegada de los coches eléctricos ha empezado a formar parte también del sistema de climatización de los vehículos. Y es que el hecho de haberse desecho de un motor térmico tiene consecuencias como, por ejemplo, que un coche eléctrico no se puede apoyar en el calor que genera el motor para poder calentar el habitáculo. O al menos, no de la misma manera.