El radiador de tu coche es uno de los componentes que forman parte del sistema de refrigeración del motor. Su buen funcionamiento es crítico, porque se encarga de garantizar que el motor trabaje a la temperatura óptima. Si se calienta por encima de la temperatura adecuada, entonces pueden producirse algunas averías importantes. Así que vamos a repasar algunos de los síntomas más habituales que se dan cuando el radiador del coche está obstruido.
Al radiador de nuestro coche le pueden afectar problemas de oxidación y sedimentación. Es recomendable revisarlo con una periodicidad de dos años, aproximadamente, para limpiarlo en caso de que sea necesario y garantizar de este modo que funcione correctamente. En caso contrario, como te puedes imaginar, el radiador de tu coche podría acabar obstruido y, como decíamos antes, pueden acabar sufriéndose graves averías en la mecánica del vehículo. Un radiador obstruido no puede cumplir sus funciones de manera correcta, por eso es importante identificar cualquiera de estos síntomas de que está obstruido y actuar para solucionarlo.
Síntomas que te indican que el radiador del coche está obstruido y no funciona correctamente
El síntoma más habitual de que el radiador del coche está obstruido es que la temperatura del motor sube por encima de lo habitual. En el cuadro de instrumentos de tu coche, justo detrás del volante, puedes ver el indicador de temperatura. Lo normal es que, cuando el motor está en funcionamiento –quizá tengan que pasar algunos segundos-, el motor se mantenga a temperatura estable y con el indicador a la mitad. Si sube por encima de la mitad, esto nos indica que se está calentando. Si se mantiene en funcionamiento con una temperatura excesiva, más pronto que tarde se producirán severas averías en el motor. Si detectamos este síntoma, es muy probable que tenga su origen en que el radiador del sistema de refrigeración está obstruido.
Otro síntoma habitual son las fugas de líquido refrigerante, también conocido como anticongelante. Cualquier tipo de fuga del líquido refrigerante va a provocar que tengamos un nivel inferior al recomendado y que, por lo tanto, el sistema de refrigeración, como conjunto, no sea capaz de enfriar el motor en la medida en que es necesario que ocurra. Cuando hay fugas de refrigerante suele ser un síntoma, más que de que el radiador esté obstruido, de que tenga alguna grieta y esté provocando las pérdidas. Esto puede ocurrir por la corrosión del radiador y, como ya señalábamos, puede provocar graves averías en el motor de nuestro coche.
Y con respecto al líquido refrigerante, hay un tercer síntoma de que el radiador está obstruido. Y es cuando se cambian el color, la viscosidad o el olor del líquido refrigerante. Esto ocurre cuando el líquido del circuito de refrigeración se ve contaminado, por ejemplo, por el propio aceite del motor. Por eso, el líquido puede acabar siendo espumoso o cambiar su llamativo color –suelen ser verdes, amarrillos o incluso rosas- a un tono marrón. Si esto ocurre, lo que se debería hacer es revisar el circuito de líquido refrigerante y algunos otros componentes como, por ejemplo, la junta de la culata.