El desgaste de un coche usado se puede camuflar de forma sencilla, y aunque en la conducción creamos que todo funciona perfecto pueden surgir problemas a posteriori. Comprar un coche de segunda mano es, evidentemente, un riesgo por el desconocimiento de este desgaste. Sin embargo, hay una serie de pautas que podemos seguir para hacer una buena compra. En este artículo te recordamos qué debes revisar cuando vayas a comprar un coche usado.
Neumáticos
El desgaste vas a poder reconocerlo en forma de rajas o grietas, que suponen un peligro en la conducción. Sin embargo, también debes revisar si existe un desgaste irregular, o si los flancos están deformados. Otros aspectos a tener en cuenta son la profundidad del dibujo, su fecha de fabricación o la presión, aspectos que tendrías en cuenta también con un vehículo en propiedad.
Tubo de escape
En un motor de combustión interna, como sabrás, el sistema de escape juega un papel fundamental para la correcta salud mecánica. Por ello, siempre debes revisar la emisión de humos del vehículo arrancado y en circulación, que podría mostrar ciertos problemas en la mezcla de combustible. Además, la corrosión o grietas son factores que también debemos revisar cuando vamos a comprar un coche nuevo.
Carrocería y paragolpes
En cuanto al paragolpes, siempre debes mirar si existen arañazos, si está mal fijado o si existen roturas. Aunque no lo parezca, ese paragolpes puede estar escondiendo un daño estructural más grave, y por tanto también deberíamos comprobar que las piezas sean originales. Si todo parece correcto, también la pintura puede demostrar algunas reparaciones del exterior del vehículo.
En cuanto a la carrocería, sin embargo, los arañazos o fisuras pueden dejarnos ver la chapa, así como la corrosión. Un aspecto fundamental, en relación con posibles daños graves, son las abolladuras que superan los seis centímetros de profundidad. Y para evitar que nos den gato por liebre, siempre debemos comprobar el estado de las juntas de goma, así como la textura y tonos de la pintura que escondan golpes anteriores.
Interior
El correcto funcionamiento del cinturón de seguridad es fundamental, y por eso debemos comprobar su deslizamiento, los anclajes y posibles cortes en los mismos. Además, en el interior puede que encontramos manchas o desperfectos de la tapicería, por ejemplo.
Dirección
Haciendo todo el recorrido del volante, en circulación, podremos encontrar posibles bloqueos, durezas u holguras en la dirección. Por otro lado, fácilmente vamos a poder detectar ruidos en sistemas mecánicos y asistidos, así como una incorrecta fijación del volante. Si llevamos el coche al taller, además, podremos detectar cualquier mínima irregularidad en el paralelo.
Líquidos
El sistema de frenos, el circuito del aire acondicionado o el motor pueden tener problemas en la estanqueidad de los circuitos. Esto, entre otras formas, lo podremos detectar con fugas y manchas en el suelo.
Frenos
Durante la conducción, y tanteando el freno, veremos cómo la dureza nos muestra el correcto estado del sistema de freno. Esto mismo lo vamos a poder comprobar prestando atención a los ruidos que hacen y, cuando vamos a parar, también podemos comprobar la tensión del freno de mano.
Motor
De nuevo en circulación, debemos comprobar los ruidos que hace el motor, posibles paradar repentinas y un ralentí irregular. Todos estos factores nos van a decir, a grandes rasgos, cuál es el estado de salud del motor de un coche usado.
Iluminación: Faros, luces e intermitentes
En el sistema de iluminación debemos prestar atención a todas las piezas para comprobar que estamos ante componentes originales. Del mismo modo, revisando la ficha técnica, podremos ver si los dispositivos modificados están homologados o no. Además, siempre debemos prestar atención por si hubiera fisuras o impactos en el sistema de iluminación, o si las tulipas de protección están dañadas o en mal estado.
Suspensión
Los problemas en la suspensión, de forma sencilla, se pueden apreciar prestando atención a balanceos irregulares en el paso por curva, así como extraños ruidos metálicos durante la conducción. Y en parado, si los problemas son realmente graves podríamos percibir un desnivel en la carrocería, aunque lo más recomendable es circular con el vehículo para detectar este tipo de problemas, los relacionados con la suspensión.
Cristales y espejos
A simple vista debemos revisar el cristal y la luna, además de los espejos retrovisores del coche de segunda mano que estemos comprobando. Las posibles picaduras o fisuras en un cristal suponen un riesgo en cualquiera de los casos, aunque debería preocuparnos cuando sean superiores a un centímetro y medio, y cuando podamos verlas sin dificultades a una distancia de un metro con respecto al coche.
Cuadro de mandos
Evidentemente, desde el puesto de conducción podremos revisar el kilometraje. Un uso normal del vehículo estaría en torno a los 10.000 kilómetros por año, o cifras superiores. Y aunque este kilometraje no es fiable al cien por cien, sí deberíamos tenerlo en cuenta, además de posibles luces de alerta por fallos en el motor o el sistema eléctrico.