Tu coche usa líquido anticongelante y, aunque puede parecer igual que el agua, no lo es. Si te has preguntado qué pasa si echas agua en vez de anticongelante, lo que puede ocurrir es que se congele y por tanto no sea capaz de enfriar el motor –llegando incluso a ‘gripar’-, además de que el radiador se puede estropear porque vayan creándose algas, bacterias, sales calcáreas y otros depósitos que pueden provocar que se obstruya.
La función del líquido refrigerante, también conocido como anticongelante, en el motor de tu coche, es precisamente la de enfriarlo. O más que enfriarlo, impedir que se caliente en exceso y, por tanto, pueda sufrir serias averías. Y aunque el agua es, en realidad, el mejor refrigerante que existe, es una mala idea sustituir el refrigerante por agua. Los líquidos refrigerantes que se comercializan en la actualidad están compuestos por agua –entre un 45% y un 70%-, pero además tienen también MEG o MPG; es decir, monoetilenglicol o monopropilenglicol entre un 25% a 50%. Además de agua y este ‘alcohol’ tienen otros aditivos que pueden suponer entre un 3% y un 8% del compuesto.
Usar agua en lugar de líquido refrigerante puede dañar el motor de tu coche gravemente
Aunque la función principal del líquido refrigerante del coche es la de absorber el calor del motor –y otros componentes mecánicos- del vehículo para rebajar su temperatura, lo cierto es que también tiene otras funciones clave. Es fundamental que tenga un punto de ebullición elevado para que su capacidad de evacuar el calor sea elevada, pero también para que los componentes mecánicos no se vean alterados por cambios de tamaño que desencadenarían en desgastes peligrosos. Esto es lo que permite que la capacidad de refrigeración del sistema sea óptima y no se pueda recalentar en ningún momento, de modo que se eviten diferentes tipos de averías.
Pero además, el líquido refrigerante es, efectivamente, anticongelante. Es fundamental, para la seguridad de nuestro motor, que su punto de congelación se encuentre a la menor temperatura posible. Pero ¿por qué? Porque los líquidos, cuando se congelan, aumentan su tamaño de forma considerable y pueden provocar roturas en el sistema de refrigeración. Esto significa que si utilizamos agua, que es más fácil que se congele, el sistema de refrigeración se podría deformar o incluso sufrir fisuras, o roturas. Este tipo de avería hace que no funcione correctamente, el motor se caliente en exceso y se produzcan graves averías mecánicas en el vehículo.
Y como avanzábamos, el líquido refrigerante tiene que proteger los metales y gomas que componen al sistema de refrigeración del vehículo. Utilizar agua puede provocar que se corroan elementos del circuito de refrigeración; es más fácil que se alcance su punto de ebullición y no se pueda refrigerar correctamente el motor o que ocurra al contrario; que se congele y se produzcan las averías que señalábamos anteriormente. Y además, si usamos agua en lugar de anticongelante, fácilmente se irán asentando en nuestro circuito de refrigeración algas, bacterias, sales calcáreas y otros depósitos que averiarán el radiador del vehículo.
Por todos estos motivos anteriores, usar agua en vez de líquido refrigerante en el motor de nuestro coche es una pésima idea que, en no demasiado tiempo, puede acabar produciendo graves averías mecánicas. No solo debemos asegurarnos de que nuestro coche tiene líquido anticongelante, sino que además hay que llevar un correcto mantenimiento. Usar un refrigerante de buena calidad, asegurarnos de que el nivel de líquido sea el adecuado y cambiarlo cuando corresponda según la planificación de mantenimiento de nuestro vehículo. Además, en función del clima en el que solamos utilizar nuestro vehículo, quizá nos interese un tipo u otro de líquido refrigerante.