Si le preguntas a alguien que se dedique a la competición te lo dirá bien claro: los frenos son lo más importante. ‘Pero ¿qué hay del motor, el paso por curva…?’ Nada, lo más importante es que el coche frene justo donde tú pretendes, algo que por otro lado te permite también ir más rápido, apurando más la aceleración hasta la curva. Vale, pero afecta también a los conductores ‘normales’, y hay algo que muchos se preguntan: ¿por qué el coche no frena siempre igual? Seguramente habrás notado las mayores diferencias en la diferencia entre ‘seco’ y ‘mojado’, pero hay mucho más a tener en cuenta sobre el freno de un vehículo.
Lo que debes tener en cuenta, antes de entrar en materia, es que tenemos el concepto distancia de detención como máxima, cuando hablamos de los frenos. Esta distancia es la que se recorre desde que el conductor detecta el obstáculo y hasta que se para por completo el vehículo. Es decir, que en este punto se tienen en cuenta otros dos conceptos: distancia de reacción y distancia de frenado. El primero es más dependiente de las aptitudes del propio conductor, pero la segunda es dependiente de diferentes aspectos relativos a la mecánica, entre otros ‘ajenos’ al propio conductor.
La distancia de frenado: de qué depende, y cómo podemos conseguir que el vehículo recorra menos metros hasta que se para por completo
La distancia de frenado depende de varios factores como son velocidad, neumáticos, frenos, suspensión y carga del vehículo, como factores relativos a la mecánica. Pero además hay otros factores externos como son el estado de la calzada y las condiciones ambientales. Yendo paso a paso, a mayor velocidad siempre será mayor la distancia de frenado si los demás factores se mantienen idénticos. Sin embargo, una buena salud de los frenos hará que la mordiente sea más efectiva y por tanto la frenada más contundente, algo parecido a los neumáticos, que facilitarán una mayor adherencia al pavimento –en seco o en mojado- y permitirán que la frenada se transmita de mejor forma, sin deslizamientos del vehículo y optimizando su eficacia.
En este sentido es crucial llevar un buen mantenimiento de los frenos, y en relación a los neumáticos utilizar cubiertas de buena calidad y en buen estado, especialmente adecuándonos según las condiciones ambientales. Es decir, por ejemplo, usando neumáticos de invierno con temperaturas excesivamente bajas, o cuando hay nieve y hielo. Pero ¿cómo controlamos el mal estado de la calzada? Sencillamente, con anticipación y prudencia. Y además de esto, teniendo en cuenta si vamos más o menos cargados, en tanto que generará una fuerza en contra de la frenada, y manteniendo también la suspensión en buen estado. Por eso, aunque parezca que la distancia de frenado es dependiente únicamente de los frenos, en realidad hay que tener en cuenta muchos factores.