La gasolina y el diésel son combustibles derivados del petróleo y están compuestos por sustancias muy volátiles. Tanto es así, que a temperatura ambiente la gasolina se volatiliza, pero deja residuos. Aunque en menor medida, o a menor velocidad, esto también ocurre en el depósito de nuestro coche.
En tanto que la gasolina y el diésel se volatilizan a temperatura ambiente –y especialmente la gasolina-, hay que tener en cuenta que no tiene fecha de caducidad de una manera oficial, y con una fecha concreta y específica, pero lo cierto es que sí que caduca pasado un tiempo. Y el problema es que, si ‘caduca’ en el depósito de nuestro coche, dejará residuos que pueden causar importantes averías.
Sí, la gasolina caduca ¿qué precauciones debemos tomar al respecto?
Muchos fabricantes desarrollan sustancias específicas –aditivos propios, en realidad- que sirven para retrasar la degradación de sus combustibles. Pero cada empresa utiliza sus propios aditivos, así que esa caducidad de la gasolina puede variar enormemente entre una marca y otra. En cualquier caso, un plazo de tres meses es, aproximadamente, el que deberíamos tener en cuenta para evitar posibles averías en la mecánica de nuestro coche. Da igual si tenemos un motor gasolina o diésel, que ocurrirá algo parecido.
Cuando la gasolina o el diésel se volatilizan, se quedan residuos, restos y sustancias densas que pueden entrar en el sistema de inyección del motor y provocar una avería de los inyectores. Desde el sistema de alimentación ya pueden producirse problemas en la mecánica que hagan que el vehículo pierda prestaciones, o que incluso pueda llegar a no arrancar. Por eso, lo más recomendable es no dejar que la gasolina se quede por demasiado tiempo en el depósito y sin uso.
Por ese mismo motivo es por el que no se recomienda abusar de la reserva. En tanto que, poco a poco, en el depósito se van quedando pequeñas partículas, no es recomendable utilizar gasolina ‘vieja’ y tampoco abusar de circular con el coche en la reserva de combustible. En realidad, los efectos negativos que pueden afectar a la mecánica y al motor de nuestro coche pueden ser exactamente los mismos. Y deberíamos tenerlo muy presente si, por ejemplo, nuestro coche va a estar parado por algún tiempo sin arrancar el motor o sin circular con normalidad.
No es recomendable almacenar los combustibles durante más de 3 meses, y los mayores riesgos aparecen a partir de los 6 meses. A pesar de eso, hay empresas que consiguen que sus combustibles duren incluso más de 12 meses en correcto estado o, al menos, eso es lo que aseguran en sus indicaciones respecto a sus carburantes.