Conducir un vehículo sin seguro: peligros y sanciones

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Disponer del seguro de coche obligatorio es un elemento imprescindible para conducir.  Los riesgos a los que se expone quien no cuenta con este documento son tan altos que resulta inconcebible salir a la carretera sin la póliza correspondiente. Veamos algunos:

Sanciones de la DGT

Por un lado, está la sanción por conducir un coche sin asegurar que, tal y como indica la propia normativa de la DGT, puede llegar a los 3.000 euros y recaerá sobre el propietario del vehículo. La multa variará en función del tipo de vehículo y del permiso que exija para su conducción, entre otros.

Si bien es cierto que la póliza del seguro ya no figura entre los documentos obligatorios a llevar en el coche, debemos asegurar el vehículo aunque éste no circule debido a que puede ocasionar daños a terceros y esto debe cubrirlo una póliza que cubra, como mínimo, la responsabilidad civil obligatoria.

Pero eso no es todo. Además de la multa por conducir sin seguro, los agentes de tráfico pueden inmovilizar el vehículo un periodo de tiempo que oscila entre 1 y 3 meses. Si bien estas medidas suelen tomarse cuando el conductor es reincidente, no hay que olvidar que, además, habrá que pagar los gastos derivados de esta sanción así como presentar los trámites de contratación del seguro obligatorio para poder optar a la devolución del vehículo. Y decimos optar, porque las autoridades podrían requisarlo hasta un año, si lo estiman pertinente.

Peligros de conducir sin seguro

La situación se agrava cuando se produce un accidente en el que se ve involucrado un vehículo que no cuenta con el seguro obligatorio. Los costes de responsabilidad civil pueden multiplicarse y es importante recordar que estas sanciones afectan tanto a quien conduce sin seguro como al propietario. Por ello es fundamental tener siempre la póliza con validez.

Y es que, no hay que confiarse. Un accidente puede producirse aunque el conductor tenga una dilatada experiencia al volante. Para cubrir esta imprevisibilidad y con el fin de evitar que los daños se queden sin cubrir económicamente, es fundamental disponer de un seguro en cualquiera de sus modalidades: a todo riesgo, a terceros o a terceros ampliado.

De esta forma, la compañía aseguradora puede hacerse cargo del gasto de los daños ajenos siempre que hayan sido responsabilidad del conductor asegurado y, en función de la póliza, también de los propios. Las opciones a la hora de asegurar un coche son múltiples. Disponer de un servicio de atención en carretera sin coste extra es uno de los aspectos clave. En ocasiones, surgen imprevistos que nada tienen que ver con la conducción; y el conductor se encuentra tirado en la carretera con la necesidad de recibir ayuda. Entre las coberturas contratadas se puede incluir un servicio de atención y recogida, de manera que el usuario se desentiende de cualquier gasto adicional y ve cómo su problema se soluciona con la máxima celeridad posible.

Ocurre lo mismo cuando se contratan otros puntos del seguro de coche, como los daños en cristales o neumáticos. Estos tres aspectos son, posiblemente, los problemas más habituales a los que se enfrenta un vehículo cuando circula por la carretera. Conducir con la seguridad de que están cubiertos aportan mucha tranquilidad.

Se puede, también, tener una cobertura básica que cubra únicamente a terceros, asumiendo el conductor los daños que ocurran en su vehículo si él fuera responsable. Pero, una cosa está clara, eludir el seguro es una decisión que puede tener consecuencias muy negativas y, en ocasiones, irreparables.