Si has ido a algún concesionario, seguro que habrás visto kilómetro cero, ó km 0, encima de algunos de los vehículos que están en exposición. Esta denominación corresponde a los coches de ocasión, pero hay en ellos un matiz muy importante y, como nos deja adivinar su nombre, está relacionado con el kilometraje. Son coches que no superan los 50 kilómetros.
No es exactamente lo que parece
La denominación kilómetros cero proviene precisamente de eso, el kilometraje, que no debe superar los 50 km. Efectivamente, es un vehículo que ha sido usado y que, por lo tanto, se comercializa como vehículo usado o coche de segunda mano. Es un coche nuevo que está ya matriculado y que, aunque escaso, ha tenido cierto uso. Puede ser tan escaso como que sencillamente se haya utilizado como coche de exposición, por ejemplo.
Muchos de estos vehículos ni siquiera se han llegado a conducir, sino que sencillamente se han fabricado y matriculado y, por ejemplo, han estado en la exposición del concesionario. En muchas ocasiones se trata de automatriculaciones que los concesionarios hacen para cumplir objetivos de ventas, pero los coches kilómetro 0, en este caso, son exactamente igual que un coche nuevo.
Por qué son más baratos
Los coches de kilómetro cero están ya matriculados y, por lo tanto, cuando los vemos en exposición son propiedad del concesionario, la empresa que gestione la concesión. Son vehículos que están en circulación, si nos referimos al flujo de mercado, y que al establecimiento le interesa vender rápido. Evidentemente deja al cliente sin la posibilidad de escoger acabado o equipamiento, así que por los anteriores y este motivo se venden a un precio más atractivo.
Los problemas para el cliente, en el caso de los coches kilómetro cero, están en que como decíamos no se puede escoger versión, acabado o equipamiento, ni ninguna característica del vehículo. Además, en tanto que están ya matriculados, se pierde garantía puesto que su validez arranca el día de matriculación, por la fecha. Por esto también son más baratos, porque tienen ciertas desventajas para el consumidor frente a un coche nuevo.
En los últimos años se ha popularizado la denominación de coches de km 0 por parte de los concesionarios para vehículos que en realidad no lo son. Con bastante más que los 50 kilómetros que comentábamos anteriormente, llegando a 5.000 km como máximo, para unidades de prueba. Estas unidades son utilizadas por potenciales compradores para probar el vehículo, directivos o clientes, en modalidad de sustitución. Su precio debería ser mucho más económico, y la denominación de kilómetro cero es incorrecta.