La revisión de los coches tiene como fin mantener mecánica y seguridad en buen estado, y el fabricante es el que estipula el tiempo o kilometraje para cada revisión periódica. Estos plazos se cumplen según la primera matriculación y son un requisito para mantener la garantía de la marca. Una vez que la garantía pierde su validez por que se ha excedido el período, sirven para controlar el desgaste y extender la vida útil en tanto que sea posible, pero estas se denominan revisiones preventivas.
¿Cada cuánto hay que pasar la revisión?
La revisión de un coche hay que pasarla, como adelantábamos, cuando la marca lo establece. De esta forma, se controlan determinados elementos concretos que pueden variar, también, en función del fabricante de nuestro coche. En cualquier caso, hay algunos plazos en los que coinciden la mayoría de marcas, en cuanto al kilometraje máximo para pasar la revisión a nuestro coche. Las primeras, como decíamos, son las revisiones periódicas:
Primera revisión: entre los 10.000 y los 15.000 kilómetros
En la primera revisión de un coche se hace el cambio de aceite por primera vez, y el cambio de filtros de aceite, aire, antipolen y combustible. Además de esto, durante la primera revisión periódica se revisan el sistema de escape y las bujías de los coches de gasolina, así como las correas de servicio, pastillas y discos de freno, estado general de los neumáticos, sistema de iluminación y todos los niveles de los líquidos.
Segunda revisión: entre los 30.000 y los 35.000 kilómetros
En la segunda revisión periódica, además de los puntos anteriores se revisan los sistemas de seguridad a todos los niveles, tanto activos como pasivos. En este punto también se hace una revisión del líquido anticongelante que, no obstante, se puede sustituir hasta los 40.000 kilómetros como máximo. La segunda revisión, por lo tanto, ya es un proceso algo más complejo que la primera, puesto que se contemplan todos los puntos anteriores y algunos añadidos.
Tercera revisión: a partir de los 60.000 kilómetros
Una vez más, en esta tercera revisión de tu coche se van a contemplar todos los puntos de la primera y segunda revisión. Por otro lado, se revisa también el nivel de líquido de los frenos y, si es necesario, se sustituye o se hace un sangrado. Otro aspecto que se puede contemplar en esta tercera revisión tiene que ver con la correa de distribución, que en función del fabricante se puede sustituir entre los 80.000 y los 120.000 kilómetros. Siempre que el estado no sea el correcto, se podrá sustituir con antelación para evitar averías graves sobre el motor de nuestro vehículo.
¿Qué pasa después de la tercera revisión?
Estas revisiones, como adelantábamos, son las revisiones preventivas. En función del fabricante, la recomendación será que llevemos a cabo una cada 10.000 ó 15.000 kilómetros. Evidentemente, las revisiones nunca están de más, puesto que en ocasiones se detectan algunos problemas que durante la conducción podríamos no percibir y que podrían suponer un problema para la seguridad del conductor, o bien para la seguridad y el funcionamiento del propio vehículo.
Ten cuidado con las revisiones, te lo digo por experiencia propia
Te recomiendo que te mires el libro de mantenimiento de tu propio coche para que veas qué debería hacer el taller en cada revisión. En esta documentación te aparece qué se debe sustituir y qué se debe revisar. Y por mi experiencia propia, he podido comprobar que no todos los talleres lo cumplen. Por ejemplo, el filtro del habitáculo debería cambiarse una vez al año, es algo realmente barato y casi ningún taller lo ha hecho cuando he llevado el coche a la revisión. Por eso, te recomiendo que sepas de antemano qué deben hacer y que, cuando vayan a devolverte el coche preguntes qué le han hecho y te asegures de que han cumplido con lo que deben.
Yo suelo hacerlo, y en más de una ocasión han tenido que volver a meter el coche al taller para completar el trabajo. Sin coste extra, claro, porque les he pillado de lleno. Y hay muchas de las cosas que puedes comprobarlas tú mismo. Los líquidos los puedes ver tú, por ejemplo, y hay algunos de los puntos a revisar que puedes comprobar tú mismo, antes de salir del taller, si los han revisado o no. Te recomiendo que lo hagas, porque vas a ahorrarte algún que otro disgusto.